Onward es la nueva propuesta animada de Pixar y una de las pocas películas originales de la subsidiaria de Disney en los últimos años a excepción de la excelente Coco. Escrita y dirigida por Dan Scalon, realizador de la flojita Monstruos University, la película parte de la historia personal del propio autor, y eso se nota en el mimo que se da a la relación paternofilial que sobrevuela toda la trama.
El punto de partida no puede ser más interesante: en un mundo donde antaño la magia y la fantasía era real, la tecnología ha provocado un acomodamiento que se ha traducido en que ese domino de la magia haya quedado prácticamente en el olvido. En ese mundo viven Ian y Barley, dos hermanos que descubren que tienen la oportunidad de pasar un día con su padre, fallecido hace años, si consiguen completar una peligrosa misión.
Con referencias muy evidentes a Este muerto está muy vivo, la pareja de hermanos realizará una especie de búsqueda del tesoro que servirá como excusa para crear un vínculo entre hermanos, así como permitirles superar el dolor por la ausencia paternal.
Scalo, que también perdió a su padre a muy temprana edad, construye su historia preparándonos para un final emotivo y algo lacrimógeno como suele ser habitual en las producciones de Pixar, pero si bien no se llega a alcanzar las cuotas de emotividad de Coco sí es cierto que en el recorrido se abraza a un humor mucho más loco y desenfrenado que en aquella.
Al final, pese a la emotividad del desenlace, la diversióin termina por imperar sobre la sensibilidad, resultando ser una película muy divertida en la que, quizá, se echa en falta un poco más de mala leche en su crítica tecnológica, no aprovechándose al máximo las posibilidades de ese mundo de fantasía en decadencia.
Valoración: Siete sobre diez.
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