domingo, 3 de mayo de 2020

Visto en Netflix: DANGEROUS LIES

Resulta curioso como el confinamiento al que el terrible coronavirus y un gobierno incompetente nos está sometiendo puede llegar a cambiar nuestra percepción del mundo del cine. Dangerous lies (insisto en la indecisión de los señores de Netflix de traducir o no los títulos de sus películas) es uno de los éxitos del momento, muy bien posicionada entre lo más visto y acaparando comentarios en redes sociales. Sin embargo, vista en cualquier otro momento de la historia, esto no pasaría de ser un telefilm de sobremesa más y la pregunta realmente interesante sería la de querer saber qué narices hace por aquí un grande como Eliott Gould. De hecho, todos los trabajos hasta la fecha de su director Michael Scott, son películas para televisión, así que el salto al streaming ya de por sí es un gran paso para él.
La película está protagonizada por Camila Mendes y tiene una fotografía (de lo mejor del film) de Ronald Richard, los dos procedentes de la serie Rivendale, y esto es lo que, junto a la efímera participación de Gould, lo que más lustro da a la historia.
Katie es una cuidadora cariñosa y eficiente que tras la muerte del millonario al que cuida resulta ser su única heredera. La mansión del hombre, a la que se traslada de inmediato junto a su marido en paro, está llena de secretos que pronto se van a convertir en pesadillas para la pareja que, además, va a descubrir que el dinero, en ocasiones, crea más conflictos de los que arregla, incluso entre ellos mismos.
La película tiene un aire de envolvente misterio que funciona relativamente bien, haciendo que el espectador quede pegado a la trama olvidándose de las múltiples carencias del film. Al final, todo resulta ser un puzle extremadamente tramposo donde la mayoría de personajes actúan de forma poco racional por exigencias del guion, pero poco importa durante su visionado, siempre y cuando no se indague demasiado en la trama al finalizar el mismo.
Con la Mendes cargando con todo el peso de la trama, la película invita a una suspensión de la credulidad que permiten disfrutar de ella como lo que es, un entretenimiento sin pretensiones ideal para estos días de encierro y rápida de olvidar.


Valoración: Cinco sobre diez.

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