Estrenada hace ya un par de años en Netflix, El bosque es de esas series que aparecen de tapadillo y, casi por sorpresa, se convierten en el producto del que todo el mundo habla.
De producción francesa, la serie de sólo seis episodios nos muestra un (en apariencia) apacible pueblo de montaña donde un grupo de adolescentes parecen tener un turbio secreto. Sin embargo, el peso de la trama recae en Eve, interpretada por Alexia Barlier, una joven sin pasado que fue hallada en mitad del bosque siendo una niña y que intenta ayudar al nuevo inspector de policía a resolver un caso de desapariciones.
Con un tono oscuro y desagradable, en contraste con los bellos paisajes, la serie recuerda en estética a la alemana Dark (aunque sin los complicados viajes temporales, no os asustéis), viniéndome a la mente, en algún momento, las dos películas estrenadas hasta la fecha basadas en la Trilogía del Baztan: El guardián invisible y Legado en los huesos.
Quizá lo peor de la serie es que tiende a confundir al espectador respecto a sus intenciones, aparentando plantear al principio un misterio en torno a las niñas y los secretos que ocultan para dejarlo luego en segundo plano y convertirse en una intriga policial de desapariciones. Aún así, no funciona mal en ningún momento, y aunque la directora, Delinda Jacobs, no tenga ni de lejos la pericia de David Fincher, a quien se le dan muy bien estos temas, la breve duración de la serie consigue que el interés nunca decaiga y la intriga se mantenga forme hasta el último y resolutivo episodio.
Puede que en algún momento, el brillante desarrollo de personajes haga que el factor dramático impere sobre el misterioso, y que la ausencia de algún elemento mínimamente sobrenatural (el bosque parecía que iba a ser un elemento casi vivo de la trama, así como la incursión de cierto personaje e incluso de un lobo blanco) amenace con decepcionar a un tipo concreto de espectador, pero lo cierto es que la elección de Jacobs potencia el componente humano y transmite mejor la angustia de los protagonistas, traspasando la pantalla y contagiando al espectador, especialmente si se trata de padres de adolescentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario