Creo que últimamente estamos (yo el primero) abusando mucho de lamentar las películas que, por culpa del cierre de los cines, han recaído en la pantalla pequeña, pero lo cierto es que quizá muchas de esas películas tampoco habrían tenido un hueco en las carteleras en un año normal. Ese, sin embargo, no es el caso de Juego de espías, comedia de acción dirigida por Peter Segal cuyos carteles promocionales inundaban los cines justo antes del confinamiento de marzo.
Se podría decir que
cuando Arnold Schwarzenegger (héroe de acción indiscutible de los ochenta y los
noventa codo con codo con Stallone) decidió dar el salto a la comedia de la
mano de Ivan Reitman con Poli de
guardería (1990), creó una nueva moda. Ciertamente, resultaba muy divertido
ver a un armario de puro músculo interactuando con un indefenso niño, y muchos
fueron los que siguieron su ejemplo: Dwayne Johnson (cuando aún era conocido
como The Rock) lo hizo en Padre por sorpresa, Vin Diesel en Un canguro superduro, y ahora es turno
de otro ex campeón de lucha libre reconvertido en actor, Dave Bautista, al que
siempre se recordará por su papel de Drax, el destructor, en Guardianes de la Galaxia y su secuela
(y, algún día, si Dios quiere, su tercera entrega).
La premisa es un
calco casi insultante de la mencionada Poli
de guardería. Un agente y su compañera deben espiar a una joven madre con
lazos familiares con un peligroso terrorista. En aquella, era la ex mujer; en
esta la cuñada.
Afortunadamente,
aquí terminan las similitudes y mientras Schwarzenegger se camuflaba (es un
decir) bajo la piel de un profesor de guardería, Bautista ocupa un apartamento
vecino en el que instalar un sofisticado equipo de vigilancia. Aquí, es la hija
de la vigilada (adorable Chloe Coleman) quien toma cartas en el asunto y, tras
descubrir la tapadera de los agentes, se las ingenia para aprovecharse de la
situación.
Aunque en este tipo
de propuestas más o menos infantiles siempre hay un punto de moralina, no es la
intención de Peter Segal, especialista en comedias de este tipo, la de buscar
moralejas. Más bien opta por aprovecharse de la química entre los dos
protagonistas y buscar situaciones inverosímiles en las que la envergadura de
Bautista resulten ridículas o donde se demuestre lo detenidamente manipuladores
que pueden ser los pequeños. Ni siquiera importa mucho lo que pase con el
villano de la función, casi olvidado hasta el último acto donde la comedia da
paso a la acción (incluyendo un claro homenaje -no quiero pensar en plagio- a Mentiras arriesgadas, también con
Schwarzenegger), sin importar que por el camino se hayan desaprovechado un poco
las bazas de los secundarios, pues por ahí pasean Kristen Schaal (El último hombre en la tierra), Ken
Jeong (Resacón en Las Vegas) o Parisa
Fitz-Henley (Luke Cage).
En fin, comedia
familiar sin más aspiraciones que la de entretener con una propuesta simpática
aunque con regusto a algo ya visto.
Valoración: Seis
sobre diez.
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