domingo, 10 de diciembre de 2017

EL VIAJE, brillante duelo interpretativo

En el año 2007, cuando apenas habían pasado dos desde la entrega de armas del IRA, la paz en Irlanda pendía de un hilo y todo Reino Unido, con el primer ministro Tony Blair al frente, estaba expectante ante la primera reunión entre el reverendo Ian Paisley y el militante Martin McGuinness, dos enemigos acérrimos pese a que nunca habían llegado a conocerse personalmente. 
De esa conversación dependía la posibilidad de que Irlanda pudiera vivir al fin en paz, pese a que para ello cada uno tuviese que traicionar parte de sus propios ideales y de las promesas hechas a sus seguidores. Hubo, sin embargo, un percance que obligó a que los dos hombres compartiesen coche durante un trayecto por carretera durante el cual se fraguó la esperada alianza, y sobre ese viaje gira esta película.
Así pues, El viaje cuenta una historia ficcionada alrededor de unos hechos reales, imaginando como pudieron ser las conversaciones y los conflictos entre esos dos hombres a lo largo de dicho recorrido durante el cual cambió drásticamente y para bien la historia de Irlanda.
Timothy Spall y Colm Meaney son dos rostros reconocidos de la interpretación, pero no grandes estrellas. Sin embargo, hay un duelo interpretativo entre ellos sobre el que se sustenta toda la obra. Ayudados por un eficaz guion de Colin Bateman que consigue que solo mediante palabras y miradas se masque toda la presión y la película resulte emocionante (y hasta divertida). Nick Hamm, más dado a producciones televisivas que a la gran pantalla, logra mantener el pulso y llevar la película a buen puerto, consiguiendo esa tensión en el ambiente tan vital para que todo se sostenga, consiguiendo además, reflejar las personalidades de ambos hombres, exponiendo sus ideas y obsesiones pero sin tomar partido por ninguno de los dos. Con las argumentaciones, ambos parecen tener su parte de razón, a la par que ambos demuestran estar completamente equivocados.
Al final, todo se reduce en conseguir la paz por el camino de la no violencia, por encima de ideales y defensas de derechos. La muerte una es la solución,  esa es la gran conclusión que se puede sacar de la película, por más que no queda claro, como no lo está en la realidad, que esa paz definitiva se consiguiera por las buenas intenciones de los implicados o como fin para un objetivo mayor.
El viaje es , pues, una gran película, con brillantes interpretaciones (y la recuperación para el cine de Freddie Highmore, el niño de Charlie y la fábrica de chocolate y Descubriendo nunca jamás, recluido últimamente en televisión con su papel de Norman Bates), amén de tener otra oportunidad para despedirnos (y no será la última, aún le queda algún trabajo por estrenar) de John Hurt.
Una película muy interesante y que invita a la reflexión.

Valoración: Ocho sobre diez.

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