Antes de entrar a valorar esta película vaya por delante que no soy para nada defensor de su predecesora. Pese a ser un gran admirador del trabajo de Guillermo del Toro, considero Pacific Rim una de sus peores películas, un simple capricho (millonario capricho) de un hombre que ha crecido entre monstruos y robots gigantescos y cuya base de partida de esa película era un sueño hecho realidad. Sin embargo, más allá del diseño, tampoco demasiado rompedores, de los kaijus en cuestión, poco se veía en la superproducción de Universal y Legendary que llevase la firma del director mexicano.
Con esas, es fácil deducir que mi fe en esta secuela, que tan solo contaba con Del Toro como productor, esa mínima. No veía en Pacific Rim: Insurrección más que un intento vano de aprovechar el tirón y sacar más pasta a base de efectos especiales descacharrantes y una historia vacía y tópica. Y, para qué engañarnos, eso es lo que hay en esta secuela. De nuevo una copia menos aparatosa de los Transformers de Michael Bay dándose de tortas con los primos lejanos (tan lejanos que son extraterrestres) de Godzilla y compañía. Para colmo, la premisa argumental (ha pasado algún tiempo desde la guerra de la primera parte y ahora es un hijo de un héroe de aquella quien debe enfrentarse a una segunda oleada invasora) parecía una fotocopia (incluyendo su escena epílogo final, anunciando una hipotética tercera entrega) de la mediocre Independence Day: Contraataque. Así que las cosas no podían parecer peor.
Así que puede ser por las bajas expectativas o es que realmente algo de nota han tomado de lo que falló en la película de Del Toro, pero al final esta Pacific Rim: Insurrección ha resultado ser una pequeña sorpresa, más divertida que la película original, con algo más de coherencia interna y, sobretodo, con unos combates que, si bien pueden resultar algo confusos en algunos momentos debido a su atropellado montaje, por lo menos se suceden a plena luz del día, no en noches de lluvia como en la propuesta de Del Toro.
No hay que buscar nada original en esta película, ni pienso que lo pretendiesen sus creadores. De nuevo se limitan (como comentaba a raíz de Tomb Raider) a copiar una fórmula que debería funcionar sin muchas complicaciones. Por un lado, usar una de las características más de moda en el cine actual, el de la heroína femenina joven (pese a la diferencia de edad, esta Amara parece un remiendo de la Rey de Star Wars: El despertar de la Fuerza, colocar alguna cara reconocible por el público joven (John Boyega y Scott Eastwood), algo de nostalgia con menciones a la anterior película y la recuperación de algún secundario de aquella, un giro supuestamente inesperado para dejar a los chavales con el culo torcido y, de nuevo, tortas y más tortas.
Y al final, entre argucias argumentales absurdas y diálogos prefabricados, la cosa resulta ser un digno entretenimiento, una película palomitera que nunca pretendió aspirar a nada más, espectacular en su sencillez, que no abusa en los intentos de tocar la fibra para esquivar con fortuna el ridículo y totalmente carente de las fobias del mexicano que, en productos sofisticados como este resultan del todo inadecuados, como los personajes que interpretaran Santiago Segura y Ron Perlman.
Pacific Rim: Insurrección es una película que ofrece exactamente todo lo que podría prometer, sin trampa ni cartón, con las limitaciones propias de la falta de imaginación del cine actual y alguna otra marcianada (nunca mejor dicho) que otra que resulta absurdamente divertida. Dudo que nadie esterase de esto algo más.
Valoración: Siete sobre diez.
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