viernes, 30 de marzo de 2018

PETER RABBIT

Una vez olvidadas las Navidades, la Semana Santa es la siguiente gran cita para el cine infantil, y este año ha sido una película como Peter Rabbit la encargada en encabezar el género. Con una mezcla de personajes animados por ordenador y actores reales, recordando a las recientes Paddington y Paddington 2, Peter Rabvbit adapta el popular personaje creado por Beatrix Potter con eficacia, logrando el director Will Gluck (hasta ahora especializado en comedias más convencionales como Mentiras y Gordas o Con derecho a roce, aunque también del fallido musical Annie) una película familiar que provocará las delicias de los niños sin aburrir en ningún momento a los adultos.
Efectivamente, aún sin ser el prodigio cinematográfico que supuso el salto a la pantalla del osezno peruano, esta adaptación del ingenioso pero endiablado conejo y su enfrentamiento con los humanos (primero con un viejo gruñón encarnado por Sam Neill y después con su sobrino y heredero, con el rostro de Domhnall Gleeson, resulta muy divertida y estimulante, con una multitud de chistes, algunos más logrados que otros, que puede que no lleguen a provocar la carcajada más tronchante a alguien con más de catorce años de edad pero sí le invitará, por lo menos, a soportar la película con una amplia sonrisa en el rostro.
Peter Rabbit cuenta además con un amplio elenco de secundarios animados que ayudan a aumentar el circo de locuras sin que ninguno llegue a resultar demasiado cansino, alguno con aportaciones tan brillantes como breves que magnifican aún más la aventura.
Es cierto que el tono del film es demasiado blanco como para encontrar en él lecturas demasiado profundas más allá de los consabidos elogios a la amistad y la familia, el mensaje ecologista y el puntito de romance (Rose Byrne es la parte femenina y nexo de unión en la historia), pero en ocasiones no es conveniente exigirle peras al olmo y podemos conformarnos con disfrutar de un entretenimiento que, insisto, va siempre enfocado a los más pequeños de la casa pero que dignifica el llamado cine familiar y permite una disfrutable tarde de cine sin duda coronada por las obligadas palomitas y el refresco de rigor.

Valoración: Seis sobre diez.

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