miércoles, 5 de febrero de 2020

Cine: JUDY

Sé que estamos en un momento en que los biopics son de los pocos géneros que pueden competir con el cine de superhéroes, ya sean de la corriente de héroes normales que tanto gustan a Eastwood, canallas que triunfan a rebujo del éxito de El lobo de Wall Street o grandes artistas musicales que viven una segunda vida desde que Bohemian Rhapsody arrasara con todo (director incluido).
La pregunta es: ¿a estas alturas, a alguien le importa demasiado la vida de Judy Garland? No es una de las grandes divas del Hollywood dorado más allá de su participación en El mago de Oz y dudo mucho que muchos miembros de las generaciones más jóvenes puedan recordar alguna película suya más allá de la mencionada.
La mejor excusa, pues, para enfrentarse a la película de Judy es olvidar de quién la protagoniza y utilizarla como un ejemplo genérico de los niños de Hollywood convertidos en juguetes rotos, pudiéndose intuir en la relación entre la pequeña Judy y el productor Mayer un atroz adelanto de lo que terminaría por desembocar, décadas después, en el #metoo. Por ello, quizá habría sido más interesante ver más momentos de la Judy Garland niña que de la adulta, cuyo relato no pasa de ser el típico melodrama sobre la madre adicta al alcohol, las pastillas y los problemas que lucha sin demasiadas fuerzas por mantener a sus hijos a su lado. Una historia de caídas en desgracia que conocemos demasiado y cuya puesta en escena por parte de Rupert Goold tampoco es que sea para tirar cohetes.
Así, solo nos queda agarrarnos a la efectiva y desgarradora interpretación de Renée Zellweger (ahora es cuando los medios hablan de “el regreso de Renée Zellweger” como si eso significara algo) y al intenso instante final, que en el fondo no deja de señalar uno de los principales problemas del film: te pasas las dos horas de metraje esperando a escuchar sonar Over the Rainbow. Así que, aunque funciona lo suficiente como para llegar a emocionar, sirve también para recordar la frustración que se siente durante el resto de la película.

Valoración: Seis sobre diez.

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