domingo, 9 de febrero de 2020

ESPERANDO A LOS OSCAR

Cierto es que podría justificarme con los problemas de agenda que he ido mencionando últimamente para explicar porqué no he dedicado más tiempo este año a premios Oscar. No puse el listado de nominaciones en su momento y tampoco he hecho una quiniela con mis favoritos ni repasado los premios que cada película ha ido cosechando desde que empezó la temporada.
Lo cierto es que el tiempo es un elemento clave, desde luego, pero también la desidia. Una desidia que incluso amenaza con que me plantee si voy a aguantar la gala de esta noche hasta el final (aunque tú y yo sabemos que al final lo haré).
Y el motivo es muy sencillo de explicar: no va a ganar la que sin duda ha sido la mejor película del año.
Esta es una afirmación muy tajante, lo sé, pero la película a la que me refiero no solo ha sido, a mi parecer, la mejor del año, sino que ha entrado por méritos propios a formar parte de la historia del cine. Cada vez que en el futuro se recuerde el 2019 se hablará de esta película y habrá para siempre un antes y un después en la forma de trabajar de los grandes estudios.
Me estoy refiriendo, por supuesto, a Vengadores: Endgame, que no solo ha sido la película más taquillera de la historia (eso no significa nada, diréis algunos, a lo que yo añado: nada más que es la película que más a gustado a la gran mayoría del plantea, como si eso fuera poco) sino que supone el colofón de oro a una saga impresionante de películas que se han unido entre ellas como nadie había osado a hacer hasta ahora (y que ha supuesto el batacazo de aquellos que lo han intentado imitar después). Una película espectacular pero también emotiva, con grandes diálogos y brillantes interpretaciones. Una película con un gran reparto donde cada una de sus estrellas demuestra estar entregada a la causa al cien por cien (comparen al Stark de Robert Downey Jr. con el de Dr. Dolittle, por ejemplo). Pero claro, no es época de nominar a nadie por una película de superhéroes, por más que Scarlett Johansson se entregue igual a la Viuda Negra que a sus personajes en Jojo Rabbit o Historia de un matrimonio, por poner otro ejemplo.
Creo sinceramente que hay cierto rechazo entre la gente del cine ante el gigante en que se ha convertido Disney, y eso ha provocado que ni siquiera Endgame pueda destacar en el apartado técnico, igual que a poco puede aspirar El ascenso de Skywalker. Y es que queda mucho más intelectual y gafapastas nominar al rollazo de Joker, aunque eso implique volver a caer en los resultados de audiencia televisiva de una gala que amenaza a caduca. Al fin y al cabo, eso de premiar blockbusters no debería ser tan extraño. ¿Acaso no era Ben Hur un blockbuster de su época? Y no está tan lejano en el tiempo cuando Titanic o El Señor de los Anillos arrasaban en taquilla y en premios.
Pero era otra época, y ahora se lleva más el castigar al que hace dinero, como si Disney fuese el mal encarnado, sin tener en cuenta que es quien prácticamente mantiene vivas a las salas de cine.
Otro que mantiene vivo el propio cine, ya hablando en términos más de autor, es Netflix, otra odiada productora que, sin embargo, es la que da más libertad a los directores. Hace apenas unos meses parecía que Historia de un matrimonio y El irlandés eran obras maestras que iban a arrasar con todo, pero algo ha pasado y, a la hora de la verdad, las nominaciones van a ser suficiente premio. Las opciones han quedado en nada o casi nada.
Al menos Joker no parece que vaya a ser la gran triunfadora, aunque me temo que el (inmerecido) premio a Joaquin Phoenix no se lo quita nadie. Lástima, porque me parece mucho más estimable el trabajo de Antonio Banderas o incluso de DiCaprio o Driver. Respecto a la actriz protagonista, Renée Zellweger podría llevarse el gato al agua, porque su papel en Judy es de esos que suelen gustar a la Academia. En las categorías de actor y actriz de reparto es probable que los favoritos cumplan con los pronósticos y sea la noche de Bad Pitt y Laura Dern, mientras que en la categoría de guion apuesto por Jojo Rabitt y Parásitos.
Hasta hace poco, después del vuelco ya comentado en las quinielas en contra de Netflix, todo parecía indicar que 1917 iba a ser la gran triunfadora, pero los rumurólogos están apostando mucho por esa joya del cine coreano que es Parásitos, con lo que no es descabellado que al final sea el film de Bong Joon-ho quien gane como mejor película y, a cambio, Sam Mendes se lleve el de mejor director.
Y precisamente el hipotético éxito de Parásitos en los premios “de verdad” es lo que le podría hacer restar opciones en la categoría de película de habla no inglesa, la única esperanza para que Dolor y Gloria se lleve, pues eso, la gloria para casa, aunque tampoco es que Klaus no parta con bastantes opciones en el campo de la animación.
Se suponía que este iba a ser el año de la redención para muchos artistas repudiados, pero al final se quedaron sin nominación tanto Eddie Murphy por Yo soy Dolemite, Adam Sandler por Diamantes en bruto (de estas dos aún no he tenido tiempo de hablar por aquí) o Jenifer Lopez por Estafadoras de Wall Street.


Sí espero que sea, al menos en boca de algún presentador, la noche de Kirk Douglas. Se lo merece.

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