Desde Corea del Sur nos llega la última aspirante a blockbuster del mes de Netflix, una película trepidante y extremadamente violenta firmada por Byung-gil Jung.
Sobre
el papel, se diría que estamos ante otra película de acción más, generosa en
sangre y peleas, pero la verdadera gracia es que está construida sobre un único
plano secuencia (falso, desde luego). No solo eso, sino que el director se
permite hacer unas peripecias visuales que realmente encumbran la película como
una rareza visual, haciendo ridículas las propuestas visuales de títulos
recientes como Ambulance o El agente invisible.
Pero
esto o es necesariamente bueno. Entretenida y con una acción brillantemente
plasmada en pantalla, lo que mejor define a la película sería el concepto de
«excesiva». Y es que Carter es
excesiva en todos los aspectos. Ya en su inicio parece que nos encontramos ante
una propuesta al estilo de The Raid
(Redada asesina), pero pronto se descubre que las comparaciones se quedan
cortas, y que el film de Byung-gil Jung da para mucho más, desde el espionaje
con agentes dobles, el drama familiar y hasta reminiscencias del cine de
zombis. Hay tiempo, de hecho, hasta de coquetear con las falsas identidades
como en Desafío Total, aunque la cosa
luego no va más allá (al menos, de momento).
El
caso es que noto se hace a lo grande, y una vez nos hemos acostumbrado al ritmo
endiablado y a las peripecias imposibles de cámara, el invento empieza a
agotar. La jugada del plano secuencia único huele por momentos demasiado a
videojuego y el retoque digital empieza a verse demasiado.
Carter es una película que desprende adrenalina pura por los cuatro costados,
pero que quiere abarcar tanto que llega a saturar, como si de un chiste alargado se tratase. Y un final tan
abierto como el de 365 días no hace
sino aumentar una sensación de descontento que, sumado a las más de dos horas
de metraje, estropee bastante la experiencia.
En
fin, película de entretenimiento para amantes de la acción más salvaje,
extremadamente violenta, que rechaza desde el primer momento cualquier atisbo
de credibilidad y que debe tomarse como lo que es: puro deleite violento al más
puro estilo John Wick.
Valoración:
Seis sobre diez.
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