viernes, 5 de agosto de 2022

Visto en Disney+: LIGHTYEAR

En apenas un suspiro ha llegado a Disney+, tras su fracaso en cines, Lightyear, la precuela (aunque no exactamente) de Toy Story, lo que propicia una nueva subsección que bien podría llamarse «la segunda oportunidad» en la que voy a comentar alguna de esas películas que se me escaparon de la cartelera pero que he podido recuperar en su estreno en streaming.

Lightyear es, en realidad, la película que da pie al merchandasing que dio fruto al juguete de Buzz Lightyear que llega a manos de Andy (lo que justifica que el personaje tenga un actor de doblaje diferente, cosa que ha provocado una ridícula polémica en Estados Unidos). No es, por tanto, una precuela como tal de la franquicia, por lo que se permite volar libre y dirigirse a un público ligeramente diferente a los de la cuatrilogía. Puede que hay se encuentre una de las claves de su fracaso, pues aunque estamos ante una película estupenda, con buenas dosis de humor y ternura, algo muy propio de Pixar, en realidad parece más una película de ciencia ficción adulta que habría lucido tan bien en live action como en animación digital. De hecho, hay en su trama giros lo suficientemente confusos (desdoblamientos, paradojas temporales) que sin duda puede descolocar a los más pequeños.

Pese a ello, la película es altamente recomendable y su fracaso duele por lo injusto que me resulta. Esto, sin embargo, tiene una doble lectura de la que me gustaría hablar, más allá de la propia calidad del film.

Se trata de la política de estrenos de Disney desde la creación de Disney+. Podemos culpar a la pandemia, pero la realidad es que desde que existe la plataforma de streaming la gran mayoría de las películas de la casa se han pegado el batacazo en cines. Solo se salvan algunos títulos concretos de Marvel, pero esos juegan en otra liga que no sirven como ejemplo, sino como excepción que confirman la regla.

Y es que la decisión de estrenar directamente sus películas en la plataforma ha sido como pegarse un tiro en el pie. Tanto cuando han sido estrenos exclusivos (como el caso de Artemis Fowl, Luca o Soul) como cuando se han compaginado cines y plataforma (Cruella, Viuda Negra…), han acostumbrado al público a ver las películas en casa, más sabiendo que, en el peor de los casos, solo hay que esperar menos de un par de meses para ello.

Cuesta imaginar que alguien que pague una cuota por Disney+ vaya a tener la urgencia de ir al cine (teniendo en cuenta que en el caso de películas de animación el cine suele suponer un desembolso de tres o cuatro entradas, generalmente sin la facilidad de adaptarse a los horarios o días con promoción, más palomitas, refrescos y demás) cuando es mucho más sencillo esperar un poco y que los niños las vean tantas veces como quieran en la comodidad del salón de casa.

Dicen que la forma de consumir cine ha cambiado, pero tampoco tanto. Simplemente, cualquier padre sensato preferirá ir al cine a ver Los Minions, Los tipos malos o Canta 2 que Lightyear. Al fin y al cabo, aquí no hay peligro de que te arruinen la experiencia con un spoiler. Así, Disney ha sido la principal responsable del fracaso de Lightyear. Puede que les vaya bien, y que lo único que les preocupe sea aumentar el número de abonados, pero si luego las salas de cine están vacías, al menos que no se quejen.

 

Valoración: Siete sobre diez.

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