Aunque me consta que Soul dividió mucho a los espectadores, yo me encuentro entre los que quedó terriblemente decepcionado con el film, convencido de que buscaron una exageradamente ambición metafísica solo consiguieron una aburrida pedantería.
Por
fortuna, el siguiente film de Pixar,
estreno directo en Disney+, huye de
esos conceptos tan profundos que habían funcionado relativamente mejor en Up e infinitamente mejor en Del Revés para regresar a una sencillez
brillante y muy simpática.
Ojo,
decir que Luca es sencilla no
significa, ni de lejos, que sea inferior. De hecho, es una de las películas de
la compañía con la que más he podido disfrutar, sabiendo dar toques de duro
dramatismo y la clásica alegoría social (en este caso se trata de analizar el
deseo por lo desconocido, pese al peligro que pueda suponer), sin entorpecerse
con el tono global del film, una comedia encantadora ambientada en un
pueblecito costero italiano donde se hace un canto a la ingenua amistad de la
infancia con las motos Vespa como principal objeto del deseo.
Con
el acabado visual propio de las grandes producciones, Luca ayuda a reconciliarse con ese público infantil necesitado de
títulos que no confundan la inteligencia con la sesudez. El humor que destila Luca es, por tanto, inteligente,
totalmente carente de pretensiones y sin florituras alrededor de un guion de
giros sorprendentes. No va de eso la jugada, sino de enamorar al espectador con
unos personajes y una amistad que, dejando de lado la metáfora racial, podría
retraernos a nuestra propia infancia.
Una
verdadera joya que merecía haberse podido disfrutar en pantalla grande.
Valoración:
Ocho sobre diez.
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