Con esta maldita moda de partir las series en dos partes (la próxima que nos tocará sufrir es la ¿última? de La casa de papel), se ha hecho larga la conclusión de la quinta temporada de Lucifer.
Con
la idea de que iba a ser la última temporada de la serie (a última hora Netflix apostaría por una sexta y
definitiva), los guionistas parecen poner toda la carne en el asador y dejar
cada vez más de lado el concepto procedimental, con el caso de la semana, para
entrar a saco en la historia que involucra a Lucifer Morningstar y sus
allegados, algo similar a lo que pasaba en Izombie
a medida que avanzaba la serie.
Inicialmente,
todo el culebrón entre Lucifer y su hermano Miguel parece quedar en segundo
plano para centrarse en la llegada de Dios a la tierra, donde, tras crear algún
que otro caos momentáneo, descubre que sus poderes están fallando, por lo que
decide jubilarse. A partir de ahí, el resto de la temporada se dedicará a
desvelar quién es el candidato idóneo para sustituirlo, si Lucifer, Amenadiel o
cualquiera de sus otros hermanos celestiales.
Semejante
disparate da cancha a los guionistas para exprimir la trama hasta el absurdo,
permitiéndose licencias como el de un episodio musical, por ejemplo, hasta llegar
a un capítulo final épico y donde definitivamente se tira la casa por la
ventana. Por el camino, las clásicas dudas de Chloe, descubrimientos personales
sobre Linda o Ella e incluso algún que otro momento verdaderamente dramático
que no es cuestión de desvelar ahora. Todo, al compás siempre del innegable
carisma de Tom Ellis que se siente cómodo en la piel de Lucifer aunque no
termina de convencerme del todo como su gemelo malvado Miguel.
Podría
decirse que, tras cinco temporadas, la serie empieza a mostrar algún leve signo
de agotamiento, algo comprensible (estamos hablando de temporadas a la antigua
usanza, de una media de quince episodios por cada una), pero que deja las
espadas en alto de cara a ese imprevisible final que estoy deseando que llegue
ya.
Puede
que no todos hayan aceptado con gusto las extravagancias de esta temporada (en
la primera parte de la misma hubo un episodio en blanco y negro a modo de
película noir), pero es de agradecer que se tomen ciertos riesgos en algo que,
a priori, parecía destinado a ser un procedimental del montón, por más que
llevara la marca DC en sus créditos y tuviese algo sobrenatural en el argumento.
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