Después de dos interesantes películas, ambientadas principalmente en el año 1994 y 1978, llega a Netflix la conclusión de la saga inspirada en las novelas de RL Stine: La calle del Terror- Parte 3: 1666, la cual nos explica el origen de la bruja Sarah Fier, la supuesta causante de la maldición que asola Shadyside.
Si
hasta ahora cada película tenía unos referentes claro, para esta conclusión la
directora Leigh Janiak no leva de viaje hasta la Nueva Inglaterra del siglo
XVII, de manera que los paralelismos en esta ocasión corren a partir de títulos
como La Bruja o El Crisol. Esto me daba un poco de pereza, pues si bien La Bruja fue una de mis películas
preferidas del 2015, no es que estemos ante un periodo histórico que me
apasione, y es evidente que da menos juego desde el punto de vista del homenaje
autoparódico que las dos fechas anteriores. De hecho, toda la primera parte de La calle del Terror – Parte 3 es mucho
más seria y oscura en comparación a lo visto hasta ahora, y aunque es coherente
con la época que se describe, como espectador se siente que hemos retrocedido
un peldaño en el tono de humor negro del que tanto estábamos disfrutando. Pero
Janiak demuestra ser lo suficientemente hábil como para que esto no sea una
losa insorteable, pues una vez presentados los nuevos argumentos que otorgan el
giro de guion definitivo, regresamos a 1994 para que los supervivientes de la
primera y segunda partes se enfrenten a la encarnación definitiva del mal,
retomando el tono cachondo y sangriento que caracterizaba la saga.
Al
final, la suma de sus partes aportan un resultado muy satisfactorio,
consiguiendo que este capítulo final sirva como impecable cierre de una
historia que, pese a dilatarse hasta las casi seis horas de duración, nunca se
hace pesada, y evidenciando que el experimento de los estrenos tan seguidos es
todo un acierto.
Valoración:
Siete sobre diez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario