lunes, 12 de julio de 2021

Reflexiones: LAS SOMBRAS DEL AUTOCINE

«Las sombras del autocine me hablan, me hacen compañía», cantaba Loquillo hace ya la friolera de treinta y seis años.

Hoy la canción resuena mientras avanzo en fila con mi coche, esperando conseguir un buen lugar para estacionar. Me siento casi como John Milner. Siguiendo las indicaciones aparco frente a la pantalla y salgo a estirar las piernas bajo una calurosa noche de verano. Las estrellas iluminan mis pasos hasta los foot trucks. Veo a lo lejos un coche patrulla y me hago el disimulado, camuflándome entre las luces de neón de la noria. Me dejo impregnar por el aroma a palomitas y refrescos y siento añoranza por aquella época de chupas de cuero y brillantina en el pelo.

Las luces se apagan, sumiéndome en una oscuridad tan solo rota por los faros de algún conductor despistado, y regreso al coche. Sintonizo la emisora de radio y las primeras notas musicales me anuncian el inicio de la película. Ante mí, la gigantesca pantalla al aire libre se llena de imágenes y me estremezco esperado la aparición de algún monstruo de cartón piedra que nunca llega.

Comienza la película y me dejo llevar por la historia, disfrutando del aroma del pasado de ese autocine, sin dejar de preguntarme porqué, en tiempos de Covid y distanciamiento social, no se apuesta más por ese formato tan antiguo como maravilloso.

Por desgracia, esta noche ha sido para mí una deliciosa excepción. Apenas hay autocines en España y absolutamente ninguno en Cataluña. Pero el recuerdo quedará grabado en mi mente. Y sé que, tarde o temprano, volveré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario