Antes de empezar a hablar de la película debo avisar de que no soy para nada fan de los videojuegos. Aclaro esto porque soy consciente de que una película como Mortal Kombat (que ya tuvo una versión en 1995 de la mano de Paul SW Anderson) tiene un target muy concreto al cual no pertenezco. Tanto es así que, mientras veía la película, confundía los personajes salidos del videojuego homónimo con los de su hermano y rival Street Fighter.
También
debo recordar que ya hace algún tiempo escribí una reflexión acerca de lo
«mayor que me siento» para determinado tipo de cine, con el que ya me cuesta
conectar como debería, y este Mortal
Kombat, al menos en sus primeros minutos, es una buena prueba de ello.
Arranca la película y no me siento especialmente atrapado ni por sus personajes
ni por la historia, la cual me importa durante todo el rato más bien poco.
Sin
embargo, a medida que pasan los minutos, y una vez libre de todo prejuicio
sobre el producto, debo reconocer que me encontré alguna que otra sorpresa que
me alegró bastante el visionado. Ya daba por hecho (lo contrario sería
imperdonable) que habría unas buenas secuencias de lucha, pero no me esperaba
un tono tan cafre y autoconsciente que la hacen hasta divertida. Ejecutada como
un producto con aspiraciones a blockbuster
pero con un aroma a serie B, sobretodo en cuanto a sus niveles de violencia y
casquería, la convierten en un curioso híbrido que no sé si va a asustar mucho
de cara a la taquilla, pero que vista sin ningún tipo de complejo por lo menos
aguata bien el visionado, convirtiéndose en un entretenimiento tan digno como
salvaje.
El
director Simon McQuoid, en un brillante debut, parece haber tenido completa
libertad para plasmar en imágenes su idea del juego, como sin New Line hubiese estado más implicado
que la controladora Warner en el
proyecto. Así, tiene el film algo en su espíritu salvaje y violento que me
recuerda al también entretenido reboot
de Hellboy (pero sin los tijeretazos
de aquella), estando además regada, según me dicen, de suficientes guiños como
para complacer a los verdaderos seguidores de la saga gráfica.
Sin
mucho que esperar de ella, me encontré además con unos actores suficientemente
entregados que, junto a los correctos efectos visuales y a una brillante
fotografía, me dieron motivos para creer que puede haber vida más allá de las
consolas y ordenadores. Al menos, hay que reconocerle que no han buscado hacer
un simple producto de consumo y hay bastante corazón en la propuesta, lo cual,
en los tiempos que corren, no es poco.
Valoración:
Seis sobre diez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario