Películas
de acción desmedida que tienen la venganza como excusa argumental hay muchas.
Ya era un filón interminable en los ochenta para tipos como Chuk Norris y Charles
Bronson y era impagable la burla que de ello hacía el propio Schwarzenegger en El último gran héroe. Hoy en día el
género sigue vivo gracias a tipos como Jason Statham o, sobre todo, Liam
Neeson, pero poco más parece que se pueda hacer que no esté ya visto y
masticado.
Y
de repente, aparece algo llamado John Wick,
una película que, pese a la imposibilidad de poderla ver, todo el mundo habla
de ella y se ha convertido en un film de culto casi instantáneo. Sin embargo, y
pese al ruido que estaba provocando, su estreno en España seguía en el aire.
Ahora,
a punto de estrenarse su secuela, es el momento ideal para recuperar esta
violenta película del 2014 gracias, una vez más, a los canales de streaming.
Chad
Stahelski y David Leitch son dos prestigiosos dobles de acción que debutan con
buen pie en el terreno de la dirección (ambos repiten en la secuela y, mientras
el primero se perfila para dirigir el remake de Los Inmortales el segundo trabaja ya en Deadpool 2).
Al parecer, ambos hicieron buenas migas con Keanu Reeves
en el rodaje de la trilogía de Matrix
y por eso pensaron en él para interpretar al héroe de esta historia de violencia
callejera y humor muy negro. Con un principio muy convencional y casi de
melodrama (a la muerte del protagonista le sigue la llegada al hogar de un
cachorro de Beagle como último regalo de la difunta), el asesinato del perro
durante el robo de un coche despertará los verdaderos instintos de Wick, un
antiguo asesino a sueldo capaz de dejar atrás su sangriento pasado por amor. A
partir de ahí, el personaje interpretado con solvencia por Reeves se embarcará
en un camino de muerte y destrucción sin más propósito que saborear la venganza
y personificar todo su dolor por la pérdida en los cuerpos de unos cuantos
mafiosos y sus secuaces.
John Wick, que aquí se ha subtitulado Un buen día para matar, no es necesariamente nada del otro mundo,
ni por su originalidad ni por sus recursos, pero es de esas películas hechas desde
el corazón, con un amor por el arte (y es que la serie B también es arte, que
nadie lo dude) y un sentido del ritmo y la elegancia que termina por sorprender
y merecer realmente esa aureola de culto que se le está imponiendo. Con
imponentes coreografías de lucha, un buen elenco de secundarios y un Reeves que
ofrece una de las mejores interpretaciones de su carrera (lo cual tampoco es
que fuese muy difícil, me temo), John
Wick es puro divertimento, un espectáculo duro y cruel donde cada hueso
roto, cada brazo crujido, duele de verdad y donde la sangre tiene un sabor
especial.
Consagrada
como una de las mejores películas invisibles del 2014, este es el año de su
regreso. Y, esta vez sí, nosotros también podremos verlo en cines. Estoy
impaciente.
Valoración:
Siete sobre diez.
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