La linterna roja, La joya de Shangai
o Hero son algunos de los títulos que
vienen a la cabeza cuando alguien habla del director chino Yimou Zhang.
Visualmente impecable, el realizador pertenece a esa generación de autores
capaces de componer poesía con sus puestas en escena y sus impecables
coreografías.
En los últimos años, Yimou Zhang parecía haber mutado
ligeramente, siendo su última película, Amor
bajo el espino blanco, una de sus obras más intimistas. Sin embargo, su
paso por Hollywood ha supuesto un retorno al cine más épico y espectacular, con
una película mucho más comercial (en el sentido más blockbuster de la palabra)
que aun así le permite mantener su colorido y su estilo visual.
La
gran muralla china, una de las siete maravillas del mundo, parece querer aunar
al país oriental con el resto de occidente, y como metáfora cinematográfica la
película supone la unión entre la cinematografía china con la americana, siendo
producida por Legendary, productora americana perteneciente a una filiar china
(Wanda) también responsable de Warcraft.
La gran muralla cuenta la historia de dos mercenarios, un americano y un español,
que son apresados por un ejército chino apostado en la famosa muralla poco
antes de ser atacados por una horda de bestias de origen extraterrestres que,
en caso de superar la muralla, pondrán en peligro a China y, por extensión, a
toda la humanidad.
Allí,
William y Tovar tendrán que debatirse entre robar la pólvora a los chinos (una
nueva arma que os `puede hacer ricos) o ayudarles a luchar y defender la
muralla.
No
nos vamos a engañar: la historia es un completo sinsentido. No hay casi nada
que suene a lógico en un despropósito de guion que resulta más ridículo a cada
minuto que pasa y con un desarrollo de personajes tan torpe como simple. Sin
embargo, muchas de estas situaciones absurdas tienen un claro objetivo: quedar
a disposición de la fantasía de Yimou Zhang y su despliegue visual. Con el
dinero que le han dado los americanos y la manga ancha que parece haber tenido
para la puesta en escena, el realizador compone espectaculares batallas, sin renunciar
a los juegos de color a los que nos tiene acostumbrados, y se recrea con la
presencia de unas criaturas bastante bien diseñadas.
Más próxima a las batallas
épicas de la Tierra Media que a los combates de Warcraft, la película avanza de afrenta en afrenta con
espectacularidad y diversión, consiguiendo que incluso personajes tan
irrelevantes como el interpretado por Willem Dafoe (aún no sé qué pinta en
esta peli) no lleguen a molestar demasiado.
Me
preocupa como Hollywood está empezando a poner sus ojos en escritores de bajo
nivel con obras más divertidas que brillantes, y si la trama de Batman, la LEGO película urdida por Seth
Grahame-Smith (que se hizo famoso por su novela Orgullo y prejuicio y zombies) es para mí un lastre para el film, La gran muralla parte de un argumento
igual de torpe de Max Brooks, el autor de Guerra Mundial Z.
La pregunta que debemos hacernos a la hora de enfrentarnos a
esta película es si nos compensa soportar una ristra de sinsentidos y torpezas
argumentales infinita a cambio de acción bien narrada y espectáculo visual o
no. Y a mí, personalmente, que la propia muralla sea un absurdo y que las
tácticas del ejército chino sean tan chuscas como inútiles me importan bien
poco a cambio de ver a las mujeres guerreras vestidas de azul saltando al vacío
para enfrentarse a sus enemigos lanzas en mano o el ejército de globos
elevándose al firmamento.
Por
eso, el mayor acierto de Legendary es permitir que esta sea una película de
Yimou Zhang antes que una película de Matt Damon. Eso es lo que la salva.
Valoración:
seis sobre diez.
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