Curiosa
apuesta de animación que nos llega desde Sudáfrica y que, pese a perder
lógicamente cualquier tipo de comparación con una producción americana, resulta
simpática y agradable de ver.
Khumba
es una joven cebra con medio cuerpo blanco en lugar de rayado que no solo es
causa de burla de sus compañeros de manada, sino que es acusado de provocar una
maldición causante de una dramática sequía. Marginado, Khumba decide abandonar
la seguridad del grupo para emprender una aventura en solitario (aunque no
tardarán en unírsele diversos y sorprendentes amigos) en busca de una
legendaria laguna que le de las rayas que le faltan y le hacen sentirse
diferente.
Con
un mensaje evidente (y más viniendo de la tierra del Apartheid) en contra del
racismo y la discriminación, las cebras son presentadas como una especie
aislada del resto de animales, capaces de despreciar a uno de ellos por una
cuestión de color. Así, Khumba es un paria entre los suyos hasta que él mismo
aprenda que no hay nada malo en ser diferente y sepa aceptar su propia
condición.
Algo
ingenua y con una puesta en escena algo limitada técnicamente, a la que no
ayudan algunos diálogos excesivamente simplones, Khumba bebe de muchas y evidentes fuentes, desde la historia del
marginado que se convierte en héroe como la hormiga de Bichos, la road movie de animales radicalmente opuestos que
recuerda al origen de la saga Ice Age, La
edad del hielo y mil referencias claras a El Rey León, hay que aplaudir, no obstante, las buenas intenciones
y el tono naturalista de un film infantil que se puede disfrutar siempre que el
nivel de exigencia no sea demasiado alto.
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