Secuela
de la entretenida Infiltrados en clase, la nueva aventura de Jenko y Schmidt
(compañeros e imposibles hermanos
interpretados por Channing Tatum y Jonah Hill) que vuelven a dirigir Phil Lord
Y Christopher Miller, los mismos que realizaron las interesantes Lluvia de albóndigas y La Legopelícula (aunque esta última no
me maravilló ni la mitad que al resto del mundo mundial).
Debo
reconocer que no tenía grandes expectativas cuando me aventuré a ver este film
cuya primera parte me había pasado totalmente desapercibida y a la que solo me
he aproximado a raíz del estreno de esta secuela. Sin embargo, si ya me pareció
de una calidad más que correcta me ha sorprendido cómo han sabido reinventarse
y superar el nivel en esta continuación en la que el humor es mucho más mordaz
e inteligente y que roza en algunos momentos la irreverencia hacia el propio
mundo del cine.
Ya
desde el primer film me dio la sensación de que esta buddy movie trataba de
verse reflejada en los Dos policías
rebeldes de Michael Bay, también con una secuela, pero en esta ocasión las
referencias son casi infinitas, como si Lord y Miller hubieran tenido manga
ancha para reflejar en pantalla toda su admiración hacia Bay y su forma de
entender el cine.
Hay, en el arranque del film, multitud de explosiones, coches
saltando por los aires, cámaras lentas, movimientos circulares alrededor de los
personajes con espectaculares puestas de sol de fondo…
Incluso se permiten
copiar un chiste que casi constituía lo más ingenioso de Transformers: La era de la extinción (allí, en un cine abandonado,
el propietario despotrica de lo malo que es el cine actual, malviviendo de
secuelas de éxitos pasados, con clara auto parodia hacia la propia Transformers 4; aquí, ante la
posibilidad de que Jenko y Schmidt participen en un caso muy similar al de la
primera película se insiste en lo malas que son siempre las segundas partes).
Infiltrados en la universidad no rehúyen
nunca de sus orígenes, hasta el punto de que parece amenazar con repetir
textualmente el esquema argumental de Infiltrados en clase hasta que un giro de
los acontecimientos nos demuestra que lo que hacen es, precisamente, burlarse
de ello.
Y es que unto a las espectaculares escenas de acción, persecuciones y
tiroteos, lo verdaderamente acertado de la película es su sentido del humor,
sus bromas (muchas de ellas privadas) y referencias (desternillante cuando el
personaje de Channing Tatum insiste en que su deseo es dedicarse a la seguridad
del Presidente en la Casa Blanca).
Solo lamento que el guion no haya dado pie a
que uno de los protagonistas de la primera película, interpretado por Dave
Franco (que tiene una breve aparición), aparezca en el clímax final, precisamente
una fiesta de Spring Breakers, mucho más “suavecita” que la que se refleja en
la película del mismo título que protagonizó su hermano James. Podría haber
sido muy cachondo.
Lo
único que lamento es que la distribuidora no haya sabido potenciar este sentido
de auto parodia que podría haber atraído a un público muy diferente al esperado
y que habría sabido valorar la película mucho mejor que toda esa gente que, por
ejemplo, se levantaban al final del film sin disfrutar los carteles de la
hipotética secuela que aparecen durante los títulos de crédito, sencillamente
desternillantes y con un imprescindible cameo de Seth Rogers. En lugar de eso
se han dedicado a potenciar la película con trtailers centrados en los escasos
gags escatológicos o soeces que sin duda pueden alejar a muchos espectadores
hartos de que les ofrezcan más de lo mismo.
Tatum
no es ni mucho menos tan brillante como Hill, pero poco a poco va haciéndose un
hueco en Hollywood con una serie de personajes que potencian su simbiosis con
el público. No quiero que nadie piense que estamos ante una obra maestra no que
los directores son una especie de reencarnación de Billy Wilder, ni mucho
menos, pero si de lo que se trata es de pasarlo bien sin más pretensiones, esta
es la película ideal.
Si
me permiten la vulgaridad: Infiltrados en
la Universidad es… para partirse la caja. ¿Se debe pedir más?
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