Aunque
a priori no deberían tener nada que ver, resulta tentador comparar esta pequeña
película de grandes actores con la reciente Begin
again.

Carl
Casper es un aclamado chef de cocina que trabaja en un elegante y exclusivo
restaurante de Los Angeles repitiendo con éxito el mismo menú en los últimos
diez años. Una despiadada crítica de un blogero de internet (y las
consecuencias de la misma) le abrirá los ojos ante el hecho de haber renunciado
a la felicidad (e incluso al compromiso familiar) y decidirá embarcarse en una
idea tan absurda como arriesgada de abrir un restaurante móvil que le permitirá
regresas a sus orígenes y partir de nuevo de cero junto a las personas que
realmente le aprecian y quieren.
Tremendamente
divertida y algo más amable que la mencionada Begin again, #chef es una
apuesta personal y sorprendente de un director acostumbrado a moverse entre
grandes presupuestos en superproducciones monstruosas. Quizá agotado del
esfuerzo que supone la creación (con la presión que conlleva la necesidad de
que sus películas sean un gran éxito de taquilla) de títulos como Iron man, Iron man 2 o Cowboys &
Aliens, Favreau ha saltado al ruedo con una comedia de corte intimista en
torno al mundo de la cocina en la que además se ha reservado el papel
protagonista.
No ha sido, sin embargo, un salto sin red, ya que el orondo
realizador ha hecho una pequeña trampa al traerse “prestado” de los grandes estudios
a sus estrellas, ya que acompañando al propio Favreau se encuentran Scarlett Johansson, Sofía
Vergara, John Leguizamo, Dustin Hoffman e incluso la breve pero importante
aparición de Robert Downey Jr.

Así,
Favreau propone una estimulante historia sobre orgullo y ambición pero tiene
tiempo también para lanzar dardos venenosos contra los peligros de Internet (de
forma mucho más inteligente y sutil que en la reciente Sex Tape) sin bien es cierto que también enseña la otra cara de la
moneda alabando los beneficios que puede ofrecer si se utiliza con sabiduría, y
contra los “cocineros famosetes” que sin tener la calidad ni el prestigio
suficiente se venden a realitys televisivos sólo porque un golpe de fortuna o
el escándalo de turno (o una hábil maniobra de sus publicistas) los han
convertido en estrellas mediáticas (que no de los fogones). Además, y aquí
vuelven las coincidencias con Begin again,
un alegato en favor de la responsabilidad paternal ya que una vez más nos
encontramos con un protagonista que es padre divorciado (y lamentablemente esto
se está convirtiendo en algo tan habitual que lo raro será encontrarnos con una
película en la que los personajes principales sean actores felizmente casados).
#chef es, por lo tanto, refrescante y altamente recomendable, aunque hay
algo que se debe tener muy en cuenta antes de ir a ver el film. No lo hagan con
el estómago vacío. Lo pasarán mal.
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