domingo, 18 de octubre de 2015

SITGES 2015: Jornada cuatro

De nuevo llega el fin de semana y mis quehaceres diarios me permiten regresar a este pueblo del Garraf con más desparrame de sangre por metro cuadrado del mundo.
Antes de llegar se han desvelado los principales enigmas de la edición: la película sorpresa, los títulos que compondrán las respectivas maratones finales y, lo más importante, el resultado de la decisión del jurado. Como suele ser habitual en un festival con tantos títulos, la mayoría de las películas premiadas no han coincidido con las que había seleccionado para ver (aunque una de ellas, The final girls, se me escapó por poco).  The Invitation de Karyn Kusama fue la vencedora de la edición como mejor película. The Final Girls de Todd Strauss-Schulson ganó el premio especial del Jurado y el mejor guion. S. Craig Zahler por Bone Tomahawk se hizo con el premio al mejor director y los actores triunfadores fueron Pili Grogne por Le tout nouveau testament (esa cae esta tarde) y Joel Edgerton por The Gift. Y, finalmente, el premio del público fue para I Am a Hero de Shinsuke Sato. The Invitation, The final girls, Bone Tomahawk y I am hero ya están anotadas en mi lista de imprescindibles para cuando se estrenen comercialmente por estos lares.
Pero vayamos a lo que sí he podido ver. Empezaba animada la tarde con una minimaratón doble a cargo del director independiente Jamin Winans. Filmada en 2009, Ink es una hipnótica historia donde el mundo de los sueños se entremezcla con la  pesadilla de la realidad. Emma (Quinn Hunchar) es una niña de ocho años cuya vida dependerá del resultado de la batalla entre dos bandos que se enfrentan por ella en otra dimensión. Con una cuidada fotografía y ambientación, Winans entremezcla elementos de Matrix con el mundillo de los superhéroes, pero siempre desde una perspectiva muy intimista y un descubrimiento final muy a lo Shyamalan.
No me convenció tanto su segunda aportación al Festival, The Frame, una paranoia que profundiza en el metalenguaje cinematográfico con las historias paralelas de dos personajes, un delincuente de poca monta y una paraenfermera. Un simple televisor une sus destinos, de manera que cada uno sabe de la existencia del otro creyendo que se trata del protagonista de una serie de televisión hasta el momento en que el aparato catódico les permite comunicarse. Intensa y desconcertante, su conclusión es excesivamente alargada, con un (aparente) mensaje final que a mi entender desluce la historia. Lo curioso es que durante la última media hora Winans desaprovecha hasta tres momentos propicios para haber concluido la película por todo lo alto.
Y concluye la jornada con la película sorpresa del año. Se trató de El Clan, producción hispano-argentina de Pablo Trapero basada en la historia real de Arquímedes Puccio, un  integrante de la Alianza Anticomunista Argentina y del Movimiento Nacionalista Tacuara que entre 1982 y 1985 (los años que se reflejan en el film) lideró una banda en la que estaban incluidos sus propios hijos con la que secuestró y asesinó a importantes empresarios y familiares de Buenos Aires. Podría encontrarse extraño una película de estas características en un Festival como Sitges, pero la frialdad y el realismo con la que se reflejan los actos de Puccio (excelente interpretación de Guillermo Francella) invitan a pensar que a veces la historia puede dar mucho más miedo que la mera ficción. Interesante documento fílmico (pese a que adorna algún detalle con respecto a la historia original) cuya magnífica banda sonora ayuda al espectador a empatizar con la obra.
Y aquí finaliza esta penúltima jornada, amigos. Mañana toca despedirse con la maratón en el Auditori. Cinco películas del tirón que serán comentadas por aquí tan pronto logre reponer fuerzas. Seguimos en contacto…

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