Dirigida
por Dani de la Torre en lo que supone un magistral debut en la dirección cinematográfica
de este gallego formado en el mundo de la televisión y escrita por Alberto Marini
(guionista de la también inquietante Mientras
duermes y a punto de debutar también como director –ver próximamente mis
comentarios sobre el festival de Sitges- con Summer Camp) El desconocido
podría definirse a groso modo como una mezcla entre la inquietante pero algo
falta de ritmo Última llamada (aquella con Colin Farrell pegado todo el metraje
a una cabina telefónica) y la adrenalítica Speed
(la primera, que la segunda fue un churro), aunque ver a Luis Tosar casi toda
la película sentado en el asiento del conductor de su coche puede recordarnos
también a la sobrevalorada Locke con
Tom Hardy.
Carlos
es un directivo de banca que comienza su jornada como un día cualquiera:
llevando a los niños al colegio, malas caras con su esposa y llamadas
telefónicas que adelantan su horario laboral. Pero todo cambia cuando al subir
al coche con sus dos hijos recibe una llamada en un móvil que hay en el
interior del vehículo advirtiéndole que están sentados sobre una serie de
bombas que detonarán si no accede a traspasar una importante cantidad de dinero
a una cuenta del desconocido que da nombre a la película. Un chantaje en toda
regla, vamos.
A
partir de ahí el personaje al que da vida Luis Tosar deberá lidiar con toda una
serie de circunstancias (la necesidad de localizar a su mujer para autorizar el
traspaso de dinero, la impaciencia lógica de los niños a la que se suma
posteriormente una preocupante herida del chaval, la intervención de la policía…)
para lograr satisfacer los deseos de su misterioso interlocutor antes de que
decida hacerle volar por los aires.
Sin
pretender ser una metáfora política, algo hay en la historia de crítica social,
estando el escándalo de las Preferentes y otras artimañas no muy loables por
parte de entidades financieras puestas en tela de juicio. Precisamente ese es
uno de los grandes aciertos de un guion (sin demasiados alardes en forma de
giros argumentales, algo que quizá lastre un poco a la historia) que permite el
lucimiento de un colosal Luis Tosar que consigue emocionar con su
interpretación pese a la ambigüedad de su personaje, invitando en todo momento
al debate: ¿es Carlos al final víctima o villano? No es este un truco de guion,
sino una premisa para que cada uno saque sus propias conclusiones.
Pero,
insisto, no es de esto de lo que va la película. Es un simple macguffin, una
excusa para contextualizar una historia que en realidad es un thriller
angustiante y claustrofóbico, un canto de amor al cine de Tony Scott (al que va
dedicado el film) o John Frankenheimer. Sacando brillante partido a los cuatro
millones de presupuesto y dando vida a
la cidad de A Coruña (innegable protagonista secundaria del film), De la Torre
desfruta imitando el cine de acción americano con espectaculares persecuciones,
grandes despliegues policiales, helicópteros y explosiones. Casi como Michael
Bay, pero en bueno. Bueno, ¿he dicho imitando? Pues casi mejorando. Ya le
gustaría a muchas superproducciones de allí tener el ritmo y el virtuosismo con
las cámaras aquí demostrados.
El desconocido podría llegar a rozar la perfección sino fuera por
una ligera linealidad en cuanto a su argumento. Cierto es que Marini no
pretende serpentear mucho con giros que dejen boquiabiertos al espectador centrándose
más en la angustia creciente de los protagonistas, pero se le podría haber
sacado algo más de chicha al personaje que interpreta Javier Gutierrez (¡cómo
ha cambiado la vida de este actor su interpretación en La Isla Mínima!) mientras que hay alguna insinuación respecto a
cierto abogado amigo de su mujer que acaba difuminándose. Nimiedades que no
llegan a impedir que la película sea tan disfrutable (o habría que decir mejor
tan poco disfrutable, pues te mantiene todo el rato con el corazón en un puño)
y de la que no puedo criticar ni su espectacular final (lo digo porque he leído
por ahí que es lo peor del film, cosa que no comparto).
Tosar
es, junto con Javier Cámara y alguno más, uno de los más grandes actores
españoles de la actualidad, y lo demuestra acaparando toda la responsabilidad
de la película, protagonizando la mayoría de los planos y demostrando una
extensa variedad de registros sin apenas poder utilizar el lenguaje corporal
por razones obvias. Toda una lección actoral en un papel que era todo un
desafío y del que pocos podrían salir airosos.
A
su alrededor, la también debutante Paula del Río le sabe dar réplica con una
descarada frescura, mientras que Goya Toledo, Elvira Mínguez y Fernando Cayo
completan el reparto de una gran película que seguro estará muy presente en las
principales categorías de los premios Goya correspondientes a este año.
Un
aplauso por el prometedor debut de Dani de la Torre. Habrá que seguirlo muy de
cerca.
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