Lo mejor que se puede decir sobre Los Japón es que no pretende engañar a nadie. Estamos ante una comedieta española prefabricada que confía todo su potencial en repetir el éxito de las comedias social-geográficas que puso de moda Ocho apellidos vascos (y que tuvo una secuela bastante inferior) y que trató de replicar Perdiendo el norte (esta ya con una secuela directamente mala) y en la gracia que puedan hacer sus protagonistas, un Dani Rovira haciendo lo mismo de siempre y una María León que se me antoja algo desaprovechada.
Con esto por delante, y después de las terribles críticas que ha recibido, hay que reconocer que Los Japón no es la peor película del año ni mucho menos. Tiene mucha menos gracia de la que pretende, y verla en el mismo fin de semana en que disfruté de Spiderman: lejos de casa y Yesterday es jugar con todo en contra, pero cuando uno va preparado para lo peor lo que suele suceder es que se lleve alguna ligera sorpresa. Así, sin que la cosa sea para nada muy meritoria, y sabiendo que no se puede esperar más que chistes sobre choques culturales, al menos se agradece que el director, Álvaro Díaz Lorenzo, apueste por una comedia más abierta que en la tristona Señor, dame paciencia, y que se nos ofrezca una postal turística del país del sol naciente que nunca está nada mal.
Lo demás, pues lo previsible. Tópicos, chistes de cuñaos y el Rovira intentando ser más serio de lo que sabe ser. Poco donde rascar, pero que estando avisados puede contentar al menos exigente y provocar alguna sonrisa sin caer en la vergüenza ajena de otros títulos coetáneos (y ya hablaremos de eso llamado Lo nunca visto).
En fin, aprobado justito y gracias. Más de lo que cabría esperar, desde luego, para un argumento tan absurdo que parece una vuelta de tuerca castiza a la fórmula de Princesa por sorpresa, con un españolito medio convertido, de la noche a la mañana, en emperador de japón.
Eso sí, lo de la escena postcréditos al estilo Marvel… ¿en serio? No me queda claro si es el chiste final o si de verdad aspiran a hacer una secuela de esto. Por ambición que no sea…
Valoración: Cinco sobre diez.
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