miércoles, 25 de mayo de 2022

Cine: DOCTOR STRANGE EN EL MULTIVERSO DE LA LOCURA

Una película más y un éxito más de Marvel. Mientras las series siguen avanzando con un ritmo más bien irregular, en cine la marca del MCU no falla, y aunque había quien tenía dudas ante títulos como Viuda Negra (sin duda la propuesta más floja de esta cuarta fase), Eternals o Shang-Chi, el indiscutible éxito de Spider-man: No way home y la llegada ahora de Doctor Strange en el Multiverso de la Locura ha terminado por callar bocas que auguraban un deje de agotamiento en el universo superheroico de La casa de las Ideas.

Si hay algo que cabe destacar de esta nueva fase (dejando al margen la película precuela de Natasha, que todos coincidimos en que llego tarde y mal) es cierta libertad creativa, como si Kevin Feige quisiera jugar a mezclar el blockbuster más taquillero con cierto cine de autor, y pese a no renunciar a la tan denostada «fórmula Marvel» es cierto que tanto

Chloé Zhao como Destin Daniel Cretton pudieron plantar más o menos las semillas de su estilo personal, dando un toque diferente a sus películas y consiguiendo mantener sus señas de identidad, algo más notable en el caso de la primera (e, irónicamente, criticada por ello por parte del público más irracional). Es difícil saber qué habría pasado si Scott Derrickson hubiese terminado dirigiendo la secuela de su Doctor Strange (porque visto lo visto parece evidente que las diferencias creativas que provocaron su abandono fueron más de carácter argumental que visual), pero no hay duda de que el fichaje de Sam Raimi ha sido todo un acierto, dándole manga ancha para que pudiese unir sus dos estilos favoritos, el de los superhéroes con lo que sentó cátedra con sus dos primeras aproximaciones al personaje de Spider-man como al terror de su saga de Posesión Infernal.

No es que Doctor Strange en el Multiverso de la Locura sea un film de terror al uso, pero sí hay suficientes elementos del imaginario de Raimi como para llegar a dudar si esto es un producto recomendable para un niño, sabiendo el director manejar la ausencia (obligada) de sangre con guiños aterradores a clásicos el género, teniendo cabida desde Carrie hasta The Ring pasando por el género de la brujería, las posesiones o incluso los zombis (sin faltar el auto-homenaje, por cierto).

Esto de por sí solo ya convierten a Doctor Strange en una rara avis del género, sin por ello hacer obviar que estamos ante una magnífica película de superhéroes, donde el ritmo es trepidante y apenas hay un segundo de respiro, sin por ello llegar a agotar al espectador y (uno de sus grandes méritos) logrando un clímax final impactante a la par que inteligente que no se basa solo en la destrucción masiva, sino en el sentimiento y el dolor.

Y es que, por encima de cuestiones estéticas, de luchas entre el bien y el mal y saltos entre universos, la secuela de Doctor Strange es ante todo una película de sentimientos. Una película movida, por un lado, por el dolor de una madre que haría cualquier cosa por recuperar a sus hijos y, por el otro, por un protagonista atormentado no ya por la pérdida de su amor de toda la vida, sino más bien por la incapacidad de conseguir mantenerlo a su lado.

Con estas armas Raimi construye un castillo de naipes que puede enloquecer al espectador menos aventajado con tanto cambio de universo y repetición de personajes, pero que en realidad es una gozada, con guiños impresionantes en forma de cameos para el fan de toda la vida y a la que, si hay que reprocharle algo es, precisamente, que se queda corta en su nivel de locura.

Además, pese al despliegue de efectos digitales por CGI (aunque Raimi consigue equilibrarlo muy bien con el uso de maquillaje tradicional), las excelentes interpretaciones de Benedict Cumberbatch y Elizabeth Olsen logran imponerse ante el artificio visual, dando al film un valor añadido impagable.

Seguimos sin tener muy claro hacia donde se dirige esta cuarta fase (hay ciertas teorías por ahí a las que daré voz en unos días, cuando ya sea más prudente hablar con spoilers), y como de firmes son las conexiones entre esta película, el multiverso provocado por el propio Strange en su aventura junto a Spider-Man y las andanzas de Loki en su serie de Disney+, pero analizada a nivel individual, Doctor Strange en el Multiverso de la Locura es una de las aventuras más divertidas, emocionantes, tristes, aterradoras y locas que nos ha proporcionado Marvel hasta la fecha, consiguiendo que no se note siquiera esos cuarenta minutos que dicen se han caído del montaje inicial y que espero veamos alguna vez.

En fin, una verdadera delicia y, por difícil que parezca viendo los antecedentes, una de las mejores películas de este nuevo MCU post EndGame.

 

Valoración: Ocho sobre diez.

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