viernes, 4 de julio de 2014

CORRUPCIÓN EN EL PODER * (7d10)

Un par de años antes de que Leonardo DiCaprio se metamorfeara de forma excelente en el indescriptible Jordan Belfort el no menos talentoso Kevin Spacer hizo lo propio con Jack Abramoff, un lobista (que no tengo muy claro si existe esta palabra en español) que también a base de estafas y trapicheos logró cierto poder durante la administración de George Bush.
Contada con la misma ironía que el film de Scorsesse, Corrupción en el poder (espantoso y tópico título en español de Casino Jack) cuenta como el famoso  agente empezó a trabajar para una tribu india prometiendo enriquecerlos gracias a sus casinos mientras les cobraba comisiones astronómicas y construía un complejo entramado de sobornos y chantajes que lo llevaron a codearse con el mismísimo presidente de la Casa Blanca. Como en El lobo de Wall Street, este es uno más de los muchos ejemplos de gente sin demasiados escrúpulos que se enriquecieron de forma escandalosa hace unos años y que fueron uno de los muchos detonantes que provocaron la crisis económica mundial que continúa azotándonos sin piedad.
Algo menos histriónica y más terrenal que su contrapartida de la bolsa, Spacer hace una memorable a la par que contenida interpretación que lo llevó a ser nominado al Globo de oro y posiblemente le abriese las puertas a protagonizar la serie de semejante calado House of Cards. El principal mérito del director George Hickenlooper ha sido saber condensar la compleja historia en poco más de hora y media de metraje, aunque por el contrario ello supone momentos algo precipitados que pueden crear confusión si no se está especialmente atentos a las conversaciones a la hora de entender todos los entramados secretos.
Bien secundado por Barry Pepper, Jon Lovitz y Kelly Preston, la película no sólo nos cuenta una historia con humor y emoción, sino que nos deja de nuevo con el mensaje de que el protagonista, por más que termine pagando por sus actos (esto no es un spoiler, la película empieza con su detención) no es más que uno de los muchos corruptos metidos en el ajo, y mientras él sobornaba los congresistas y senadores se dejaban sobornar con total impunidad. Esa es la terrible lectura que hace que películas como esta, vistas junto a títulos como el mencionado El lobo de Wall Street, Margin Call, The Company men y el excelente documental Inside Job, entre otros, nos ayuden a comprender un poco más el panorama actual y como hemos llegado hasta él.

Lo que sí que no tiene explicación es que haya tardado la friolera de cuatro años en estrenarse en España y que solo haya estado una semana en cartel. ¡Qué le vamos a hacer!

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