Resulta
interesante a la par que curiosa y casi hasta desconcertante, la nueva
incursión en el cine del bueno de Schwarzenegger.
Se trata de su curta película
(sin contar el breve y divertido cameo de Los
Mercenarios) tras su regreso a Hollywood después de su etapa política y
visto el calibre de esta última película parece claro que, pese a que está
confirmado que repetirá los roles de Conan
y de Terminator, el austriaco va a
continuar apostando por el riesgo, como ya hiciera a principios de su carrera.
Los
que seguimos al héroe de acción por antonomasia de los 80’ sabemos que sus
personajes adrenalíticos sueles estar cargados de una ironía y un sentido del
humor que parecían (a diferencia de los films de Stallone, al menos al
principio de su carrera) hasta dulcificar la violencia que podía contener sus
películas, incluso en manos de directores tan extremos como Paul Verhoeven. Sabotage, sin embargo, huye de cualquier
ápice de humor, siendo una película madura, realista e incómoda, con grandes
dosis de sangre y violencia e incluso algo de sexo.
En
realidad, el culpable de todo esto es David Ayer, guionista de la magnífica Training day (de Antoine Faqua, con
Denzel Washington y Ethan Hawke) y que se encargó de dirigir (además de
escribir) títulos tan destacados como Vidas
al límite o Sin tregua (y
actualmente rueda Fury, con Brad
Pitt), todas ellas películas muy oscuras donde se muestra la crudeza que se
oculta tras la realidad del mundo policíaco, mucho menos heroico y magnificado
de lo que el cine suele retratarlo.
En
esta ocasión, Schwarzenegger interpreta a John 'Breacher' Wharton, el líder de
un grupo de asalto de la DEA que si bien son toda una leyenda en su lucha
contra la droga tienen también una cara oculta cuando, en su último trabajo,
tratan de robar diez millones de dólares de un cártel. Pero todo va a salir
mal: uno de sus hombres muere en la misión, el gobierno se huele algo y
comienzan a investigarlos y, para colmo, el dinero desaparece sin que ninguno
de ellos sepa que ha pasado. Tras seis meses siendo investigados las aguas
parecen volver a su cauce, pero entonces, uno a uno, los duros mercenarios
comenzarán a ser asesinados, siendo la última misión del grupo simplemente
sobrevivir, con la forzosa colaboración de la investigadora de homicidios Caroline
Brentwood.
Con
un reparto ligeramente coral en el que destacan Olivia Williams (recordada por
ser la mujer de Bruce Willis en El sexto
sentido, aunque su papel más celebrado fue en An Education), Sam Worthington (Avatar,
Furia de Titanes), Terrence Howard (Iron Man, Prisioneros) y Mireille Enos (de la serie The Killing y, más recientemente, Guerra Mundial Z), y con la presencia fugaz del “perdido” Josh
Holloway, Joe Manganiello o Martin Donovan, Arnold Schwarzenegger termina por coronarse como rey
de la función, aunque las escenas de acción recuerden que el paso de los años
no son algo baladí y su despliegue físico se limite a escenas de tiroteos y
poco más.
Sabotage toma inspiración en la clásica novela de Agatha
Christie Diez negritos, ya que David
Ayer construye toda la trama alrededor del misterioso asesino que,
indudablemente, conoce a fondo las cualidades de cada uno de los miembros del
grupo. Así, la película se desarrolla con un notable ritmo, sin renunciar a
escenas sucias, incómodas y hasta enfermizas, mutando del thiller al slasher
(hay momentos de auténtico gore) para culminar en un tono casi crepuscular que
podría recordar films de Sam Peckinpah o incluso Clint Eastwood. Ayer se
desenvuelve con su estilo habitual, con una cámara nerviosa e inquieta y
escenas de puro videojuego, consiguiendo un resultado final loco, desmedido y
algo irregular.
El
principal defecto de la película, sin embargo, debe encontrarse precisamente en
el guion, en una historia que comienza a flaquear cuando se empiezan a desatar
las sorpresas y que obliga a dudar de las motivaciones de algunos personajes,
para lo que alguna situación totalmente forzada (como el affaire entre Schwarzenegger
y Williams) no ayuda demasiado.
Con
todo, entretenida y disfrutable siempre y cuando seamos conscientes de que
vamos a ver a una serie de personajes corruptos, malhablados y desagradables,
no al viejo amigo Arnie al que tanto habíamos echado de menos.
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