Interesante
reflexión sobre la inmigración en manos de James Gray (director acostumbrado a
trabajar con Joaquin Phoenix), representada en la figura de Ewa Cybulska (
Marion Cotillard), una refugiada polaca que acepta la ayuda de Bruno Weiss
(Phoenix) para lograr ser aceptada en los Estados Unidos a pesar del alto
precio que deba pagar por ello.
Ambientada
a principio de los años 20, la isla de Ellis constituía el último obstáculo
para entrar en la Tierra de las Oportunidades y allí era donde terminaban por
forjarse o destruirse los sueños de todos aquellos que deseaban dejar atrás su
pasado y comenzar de cero en el “nuevo continente”.
En
el caso de la protagonista la enfermedad de su hermana Magda (es retenida en el
hospital de Ellis al diagnosticarle tuberculosis) la impulsa a trabajar como
actriz en el cabaret que dirige Bruno, aunque el objetivo final del erótico
espectáculo no es otro que el de ofrecer chicas de alterne con cierta
discreción.
Atrapada
en un mundo que aborrece y teme, Ewa encontrará una vía de escape cuando conoce
a Orlando (Jeremy Renner), un mago del espectáculo que le promete ayudarla a
ella y su hermana y llevarlas a California. Se crea ahí un peligroso triángulo
que sólo podrá terminar en tragedia debido al enfermizo enamoramiento de Bruno.
Esta
es solo una de las muchas historias que podrían haberse producido en una época
en la que Europa era un lugar maltratado por la Gran Guerra y del que convenía
escapar, pero bien puede trasladarse a cualquier época o país, y esa es la gran
virtud de la película. No es simplemente la historia de una polaca obligada a
prostituirse. No es sólo la crónica de un país convertido en una promesa de
esperanza. La isla de Ellis es intemporal. Puede ser Gibraltar. Puede ser la
costa italiana. Puede ser la frontera con México…
La
isla de Ellis es aquel lugar en donde un hombre capaz de renunciar a sus raíces
por un futuro puede permitirse soñar.
Y
mientras se pueda soñar habrá esperanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario