Aunque
en 2006 Cars fue un buen éxito de
taquilla (y sobre todo un gigantesco bombazo de merchandising), es una de las
películas peor valoradas de Pixar, aunque una joya en comparación a esa
horrible secuela de 2011.
Es
bien sabido que el secreto de una buena continuación es saber hacer un cambio
de estilo, en lugar de limitarse a repetir el esquema de la primera película.
Sin embargo, y pese a contar con el gran John Lasseter en tareas de guion y
dirección, esa Cars 2 pretendió hacer
un giro demasiado drástico, cambiando incluso al protagonista (ahí todo recaía
en el irritante Mate) y derivando hacia una comedia de espionaje sin demasiado
sentido. Incluso la desaparición del personaje de Doc Hudson se hizo sin
demasiado acierto.
Con
el cambio en la silla de director (le ha tocado la papeleta al debutante Brian
Fee), la saga ha intentado regresar a los orígenes, tratando, además, de hacer
evolucionar a su protagonista, Rayo McQueen, consiguiendo una película más
fresca y divertida que Cars 2.
El
tiempo pasa para todos, y ni siquiera McQueen es indiferente a ello. Ha
aparecido una nueva generación de coches, más jóvenes y veloces, y los tiempos
de gloria del famoso N.º 95 parecen llegar a su fin. Y más después de un
terrible accidente que ofrece cierto paralelismo con el final de la carrera de
su mentor, Doc Hudson.
El
tráiler, donde se destacaba precisamente ese accidente que traumatizó a miles
de niños, parecía presagiar una película más oscura y dramática, pero nada de
eso. Cars 3 es la clásica película de
superación y de aceptación del cambio natural de las cosas con un punto de
diversión que se había perdido en la anterior entrega y, cómo no, con muchas y
emocionantes carreras.
Cars 3 no es una gran película, limitándose por momentos a repetir algunas de
las ideas que ya se encontraban en la primera película, pero al menos
entretiene lo suficiente como para que su visionado no resulte cansino,
transmitiendo además un mensaje (el de dejar paso a las nuevas generaciones)
que no por previsible deja de ser efectivo. De hecho, durante mucho tiempo del
metraje pensaba que iban a ir por otro camino que me habría parecido más
erróneo.
Con
McQueen como protagonista estelar (y varios cambios de diseño, lo que
potenciará la venta de más juguetes y demás), la película añade nuevos
personajes a la “familia” de Radiador Springs (aunque esquivan una posible
subtrama de atracción sexual no resuelta que podría haber dado bastante juego)
y realiza el merecido homenaje al personaje de Doc Hudson, tan injustamente
maltratado en Cars 2, sirviendo, ya
de paso, de homenaje póstumo a Paul Newman, quien le puso voz en 2006.
En
fin, que Pixar sigue con el piloto automático puesto, pero al menos consigue
mejorar un poco el nivel de sus últimas producciones, lo cual tampoco es muy
complicado, ya que desde 2011 solo Del Revés se puede salvar de la quema. Poco a lo que agarrarse, cierto, pero es
lo que hay.
Valoración:
Seis sobre diez.
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