El hombre del corazón de hierro es la decepcionante nueva película del francés Cédric Jimenez, rodada en inglés y con un (desaprovechado) reparto de auténtico lujo.
Basada
en el libro HHhH, de Laurent Binet,
la película se supone que debería relatar la vida y muerte del tristemente
célebre Reinhard Heydrich, desde su ascenso al poder (llegó a ser el tercer
hombre más importante del régimen nazi) hasta su intento de homicidio en Praga.
No está claro quién es el culpable de que este biopic sea un despropósito
bastante grande, pero parece ser que la coincidencia en el tiempo con Operación Anthropoid, que contaba más o
menos lo mismo, obligó a hacer cambios de última hora en el guion y retrasar su
estreno varios meses.
Así,
la película tiene dos partes bien diferenciadas, lo cual es el primer error al
no lograr nunca encontrar su propio ritmo narrativo.
En
la primera, Heydrich, correctamente interpretado por Jason Clarke, es el
protagonista absoluto, narrándose su expulsión del ejército y como influenció
en él su esposa Lina (Rosamund Pike, sin duda lo mejor del film). No creo, sin
embargo, que Jimenez acierte en la puesta en escena, y la película se ve casi
como un documental, sin la pasión necesaria para alcanzar a conocer al hombre
que había detrás de la leyenda y dando la sensación que se desaprovecha mucho
la presencia de Pike. Dicen que detrás de todo gran hombre hay siempre una gran
mujer y aquí se parece intuir que después de todo horrible hombre hay también
una horrible mujer, pero, como digo, solo se intuye.
De
repente, la película sufre un brusco corte y salta seis meses atrás en el
tiempo para olvidarse de Jason Clarke y presentarnos a unos nuevos
protagonistas, Jack O’Conell y Jack Reynor, que dan vida a Kubis y Gabcik, los
dos paracaidistas enviados para acabar con la vida del Carnicero de Praga. Aquí
es cuando la película es una mera fotocopia de Operación Anthropoid, y si bien aquella no era tampoco una
maravilla, sí explica más a conciencia los hechos sucedidos. Es en esta segunda
parte donde tiene acto de presencia Mia Wasikowska, otra gran actriz
desaprovechada.
Aunque
siempre he sido partidario de comentar la película que he visto y no la que me
habría gustado ver, no me cabe la menor duda que quitar por una hora el foco de
Heydrich es un tremendo error, cuando lo que tendría que haber hecho Jimenez,
en lugar de pretender competir con la película que se estaba haciendo en
paralelo, es tratar de complementarla. La historia de Heyndrich por sí sola se
me antoja apasionante, y no creo que esta película me descubra nada nuevo sobre
su figura, aparte de las muchas inexactitudes históricas que dicen que hay.
La
película, en fin, es irregular y simplona, sin alma y por momentos incluso
aburrida. Y eso, tratándose de un retrato tan apasionante como aterrador sobre
uno de los hombres más crueles del Tercer Reich, es mucho decir. Al final, solo
aporta algo de interés a aquellos que no hayan visto Operación Anthropoid y
desconozcan la historia del asesinato del oficial nazi y sus devastadoras
consecuencias.
Valoración:
Cuatro sobre diez.
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