domingo, 17 de noviembre de 2019

@BUELOS

@buelos es el debut como director de Santiago Requejo después de haber practicado con un par de cortometrajes. Sin llegar a ser una feel Good movie al uso, la película protagonizada por el entrañable Carlos Iglesias (que para el gran público siempre será el Benito de Manos a la obra) aspira a ser un reflejo social de la situación que viven las personas mayores, demasiado viejos para ser considerados para un empleo pero demasiado jóvenes para alcanzar la jubilación, en la España de hoy, todavía renqueante ante la crisis económica de hace unos años y mirando con recelo hacia la que está por venir.
Isidro es un hombre en paro que se ha quedado obsoleto para la mayoría de trabajos a los que aspira. Desiderio es un padre entregado que sufre por los apuros económicos de su hijo, que no se decide a hacerle abuelo. Arturo es un escritor de novela romántica que, a diferencia de sus alter egos literarios, no parece capaz de controlar su vida personal, más cuando aparece en su casa una hija que había eliminado de su vida hace años. Los tres forman un peculiar grupo de amigos que, por diversas razones, deciden convertirse en emprendedores y montar su propio negocio.
La resolución es simple. Pese a que solo Isidro (que es quien llevará el peso de la trama principal) ejerza como abuelo forzado, eso parece ser lo que mejor se le da a tercera edad de este país, así que deciden montar una guardería regentada precisamente por eso, por abuelos.
Las peripecias por sacar adelante el negocio, el enfrentamiento con una sociedad para la que han quedado obsoletos y las historias personales de cada uno de ellos conforman esta comedia simpática y de buenas intenciones pero que, dejando de lado el valor interpretativo de sus protagonistas, se termina por deshacer en su intento por agradar como un azucarillo en un vaso de agua. El deseo de Requejo por agradar desluce la pretendida crítica social para moverse por un guion algo endeble que fracasa, sobre todo, en su final, llegando incluso a traicionar sus propios valores y abrazando sin complejos aquello que más parecía condenar al principio. Ideología social aparte, lo que rechina de ese final de cuento de hadas es lo inverosímil que resulta después del aparente realismo de su propuesta, por lo que al final lo que nos queda es una comedia simpática que sus protagonistas consiguen mantener a flote y que riega la platea con sonrisas, sin buscar en ningún momento la carcajada directa.
Un película bienintencionada y agradable de ver que, al final, parece demasiado dirigida a un público muy concreto (precisamente ese mismo al que refleja en pantalla) que puede lograr la identificación con el mismo paro que termina por distanciarse del resto.


Valoración: Cinco sobre diez.

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