Después de llamar la atención con su debut como directora en solitario con Lady Bird, pocos imaginaban que Greta Gerwig eligiera un proyecto tan trillado como el de Mujercitas como siguiente proyecto. Lo cierto es que la obra de Louisa May Alcott es uno de esos clásicos que bien merece una revisión cada cierto tiempo, más con el tono de empoderamiento femenino que se puede extraer de la obra. Posiblemente eso sea lo que más ha atraído a una autora como Gerwig, que aprovecha para actualizarla y, si bien el personaje de Jo es un reflejo de la propia Alcott, esta aparece también como contrapunto de la directora.
La pregunta más difícil de responder es la de cómo enfrentarse a una obra tan versionada sin resultar redundante. El truco que Gerwig se saca de la chistera es el de los saltos temporales, yendo adelante y atrás en la historia para presentarnos las vidas de las cuatro hermanas en paralelo, repartiendo así mejor sus intervenciones, aunque sacrificando para ello el elemento dramático. Un peaje poco significativo para los conocedores de la obra pero que puede legar a decepcionar a los recién llegados e incluso causar algo de confusión.
Sin embargo, trucos aparte, Gerwig tiene claro que es Jo su verdadera protagonista. Ella es el eje de la historia y con quien juega, además, a un metalenguaje (usando para ello las reuniones con su editor) onde más se incide en el discurso feminista.
No obstante, la Mujercitas de Gerwig tiene un innegable aroma clásico, muy bien apoyada en el talento de su quinteto protagonista. Saorise Ronan es, como en Lady Bird, la estrella de la función, pero quien más brilla es posiblemente Florence Pugh, quien consiguen componer un personaje con tintes repelentes al que, sin embargo, es fácil adorar. No desentonan tampoco Emma Watson y Eliza Scanlen, mientras que Timothée Chalamet se repite poco en el papel de galán a su pesar con aires de atormentado. Además, si pasean por ahí nombres de la talla de Meryl Streep, Laura Dern, Chris Cooper o Bob Odenkirk, pues mucho mejor.
Con una deliciosa fotografía con tintes casi pictóricos y la siempre efectiva música de Alexander Desplat, la obra es una puesta a punto entre divertida y sentible de las andanzas de las hermanas March que sin duda tendrá presencia en la temporada de premios que está por llegar.
Valoración: Siete sobre diez.
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