lunes, 16 de diciembre de 2019

NAVIDAD SANGRIENTA

Desde la revuelta que hubo hace uso años con el movimiento del #metoo y tras escándalos como el caso Weinstein, el movimiento feminista en Hollywood sufrió un fuerte empuje que permitió que se diese luz verde a trabajos de grandes autoras como Greta Gerwign o propiciaran discursos ya míticos como los de Frances McDormand o Glenn Close o que se pusieran de moda remakes de clásicos en versión femenina como en los casos de Cazafantasmas Ocean’s 8.

La búsqueda del discurso feminista y reivindicativo no siempre ha sido bien entendida, y mientras Elizabeth Banks se quejaba hace apenas unos días de que el fracaso de su película se debía a que los hombres no estaban preparados para ver películas protagonizadas por mujeres, sin plantearse siquiera la posibilidad de que Los ángeles de Charlie no pasara de ser una peliculita entretenida pero mediocre.
Algo similar puede suceder con Navidad sangrienta, remake de aquel film canadiense de 1974 bastante olvidable llamado navidad negra al que la guionista y directora Sophia Takal ha convertido en una parábola sobre los horrores machistas en la era Trump.
Y eso es quizá lo más aprovechable de una película con un guion excesivamente manido, no demasiado inspirado en su apartado interpretativo y, ciertamente, mal filmada, en especial las escenas de acción. solo Imogen Poots parece salvarse un poco de la quema, aunque uno se pregunta cómo es posible que la chica que parecía que iba a comerse el mundo hace apenas un lustro encadenando títulos llamativos como Filth, el sucioMejor otro díaNeed for speedLío en Broadway o Green room haya terminado haciendo de final girl en subproductos de terror barato.
La historia no puede ser más tópica. Un grupo de amigas en una Universidad que se empieza a vaciar por las vacaciones de navidad y un asesino que las va liquidando una por una. El único giro original proviene de ese intento de alegato feminista que empieza muy dramático en forma de sospecha no demostrada de violación hacia la protagonista, para dar un giro bastante cachondo, momento “chicas al poder” en plan Endgame incluido, que no tiene mucho sentido, pero al menos da pie a una catarsis de violencia que, de estar mejor filmada, habría sacado al espectador del sopor que causaba el film.
Una vez más se demuestran que las buenas intenciones no son suficientes, y que de nada vale tratar de ser original ofreciendo un trasfondo social a la trama si luego la van a regar de clichés manidos, como asesinos que siempre están en el momento oportuno, giros imposibles y diálogos penosos.

Valoración: Cuatro sobre diez.

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