miércoles, 18 de diciembre de 2019

JUMANJI: SIGUIENTE NIVEL

Terminator: destino oscuroZombieland: mata y remataDoctor Sueño… Este 2019 parece ser el año de las secuelas tardías, como ya he comentado en alguna ocasión, y para el año que viene todavía queda por llegar Top Gun: Maverick y, en algún momento en el tiempo, Gladiator 2. Sin embargo, esa moda de recuperar clásicos en formato de secuela ya comenzó en 2017 con Jumanji: bienvenidos a la jungla, continuación de la Jumanji de 1995 que ya tuvo una especia de secuela en 2005 llamada Zathura.
Para no liar más la cosa, la nueva Jumanji prescinde de cualquier tipo de número que indique su lugar en la saga, limitándose a llamarse Jumanji: Siguiente nivel. Y es que, por extraño que parezca, aquel refrito de películas de aventuras de los ochenta que dirigió Jake Kasdam funcionó magníficamente bien y se ha ganado una más que digna continuación.
De nuevo con Kasdam a los mandos y repitiendo el cuarteto protagonista, a los que se le han sumado un par de estrellas nuevas, Jumanji: Siguiente nivel se limita a repetir el esquema de su predecesora, confiando en la máxima de que, si algo funciona, mejor no tocarlo, aunque incide algo más en su parte emocional, con ligeras reflexiones sobre la amistad, el miedo al fracaso y, sobre todo, la vejez. Todo ello mientras potencia también su faceta cómica, algo que funciona extremadamente bien al cambiar, una vez más, los roles de los protagonistas, varias veces incluso.
La base argumental es bastante plana. Spenser decide regresar a Jumanji y sus amigos van en su rescate, pero la consola no funciona correctamente y se lleva con ellos al abuelo de Spencer y a un viejo amigo con el que tiene cuentas pendientes, dejando a Bethany fuera de la partida. Con la incorporación de dos grandes veteranos como son Danny DeVito y Danny Glover a la ecuación, lo mejor del film, se propicia que sus avatares deban adaptarse a los registros de estos, brillando especialmente Dwayne Johnson, por momentos metido en la piel de DeVito.
Puede que se deba acusar a la historia de ser algo simplona, de nuevo un alarde de CGI efectivo, pero poco innovador, pero gracias a la entrega de sus protagonistas, con el cuarteto encarnado por Karen Gillian, Jack Black, Kevin Hart y el propio Johnson funcionando como un engranaje perfecto, la película vuelve a ser un espectáculo emocionante y, sobre todo, muy divertido, una de esas películas de consumo ligero pero muy apreciable. Es, precisamente, la implicación de los actores lo que más se agradece en la saga, pudiendo haberse limitado a repetir clichés y cobrar el cheque, pero el desborde de carisma que derrochan y la propia autoconciencia de la película son toco un acierto. Además, si en la anterior entrega había muchos homenajes a películas de aventuras, aquí los guiños son más variopintos, pudiéndose encontrar conexiones con títulos como Mad MaxGuardianes de la Galaxia o la serie Juego de Tronos, a la que le roba incluso a algún actor.
En definitiva, película palomitera que ni pasará a la historia ni lo pretende. El ejercicio perfecto para un escapismo mental estas navidades y dejarse embargar por el aroma de las películas de aventuras más ochenteras.


Valoración: Siete sobre diez.

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