Ya defendí en su momento que una de las grandes ventajas de la producción fílmica de Netflix es la libertad creativa que esta da a sus autores. Buena cuenta de ello es la existencia de obras tan personales como Roma, La balada de Buster Scruggs o la reciente El irlandés. Otra cosa es que continuo sin tener claro como logran amortizar ciertos presupuestos desorbitados.
6 en la sombra es la producción más cara de la plataforma hasta la fecha (unos ciento cincuenta millones de presupuesto), todo para satisfacer al dios de las explosiones y los excesos.
Mezclar en una misma película los nombres de Michael Bay, Ryan Reynolds y los guionistas Paul Wernick y Rhett Reese (Zombieland, Deadpool y sus respectivas secuelas) es, como poco, sinónimo de grandes dosis de acción y diversión. Y, sin las manos atadas como les sucedería en cualquier productora tradicional.
6 en la sombra cuenta como un multimillonario se cansa de los abusos de poder y crea un grupo de mercenarios que, tras convertirse en «fantasmas», tratan de hacer del mundo un lugar mejor, empezando por liberar un país de un sádico dictador. Pero poco importa el argumento de una película donde no se deben encontrar profundos análisis de personajes ni diálogos especialmente inteligentes, más allá de los típicos golpes de gracia con aire de macarras ochenteros. Aquí lo que prima es la acción desenfrenada, la espectacularidad y el más difícil todavía.
Completamente desatado, Bay consigue su obra más gamberra y cafre, con todos los excesos propios de su filmografía resumidos en algo más de dos horas de completa locura. Absurda y a veces ridícula, sí, pero locura, al fin y al cabo.
Solo el larguísimo prólogo de la película basta para dejar en ridículo a toda la saga de Fast & Furious. A partir de ahí solo cabe esperar como superar el nivel de cafrería, con las explosiones más grandes y ruidosas, los desmembramientos más bestias y las muestras de testosterona (da igual que sea en manos de un hombre o una mujer) más ridículas.
6 en la sombra es una película para no tomarse en serio en ningún momento. Una colección de excesos, violenta y sádica, pero muy cachonda, que incluso supera en esos términos a la propia Deadpool, aunque con mucho mejor ritmo que las últimas de Transformers. Si se acepta como tal, podrá considerarse todo un descubrimiento del que solo cabe lamentar no poderla disfrutar en pantalla grande. Si se espera algo con un mínimo de inteligencia, esta no es vuestra película, desde luego.
6 en la sombra es puro rock’n’roll. Ni más ni menos. El cerebro mejor lo guardamos para otro momento.
Valoración: Siete sobre diez.
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