viernes, 26 de agosto de 2016

CAZAFANTASMAS: Risas (fantasmales) aseguradas

Lo primero que me llama la atención de este remake del clásico de 1984 es la fría acogida que ha recibido. Sin embargo, la película es perfectamente honesta tanto en su concepción como en su realización y ofrece justamente lo que prometía, recuperar el espíritu de la obra de Ivan Reitman sin enturbiar su recuerdo.
Y es que, seamos realistas, la Cazafantasmas original tampoco es que fuese una gran obra. Era una hija de su tiempo, un producto cien por cien ochentero que la nostalgia ha elevado a título de culto y que visto ahora con objetividad ha envejecido francamente mal. Pero el espíritu, la esencia, permanece intacta en la obra de Paul Feig, no en vano el propio Reiman junto a  Dan Aykroyd figuran como productores.
Paul Feig se mueve como pez en el agua en comedias de acción protagonizadas por mujeres, siendo Melissa McCarthy su actriz fetiche (han trabajado juntos en La boda de mi mejor amiga, Cuerpos especiales y Espías), por lo que parecía la opción más lógica para situarse al frente de este proyecto que versiona en femenino al equipo antaño formado por Bill Murray, Dan Aykroyd, Harold Ramis  y Ernie Hudson con los rostros de Kristen Wiig (otra vieja conocida de Feig), Kate McKinnon, Leslie Jones y la mencionada MCCarthy, todas ellas, por cierto, renombradas comediantes curtidas en el Saurday night. Para rizar el rizo, el papel de la secretaria torpe recae ahora en manos de Chris Hemsworth, burlándose del tópico de la chica sexy pero tonta y demostrando que, cuando no está salvando al mundo con las galas de Thor o del Cazador de Blancanieves es capaz de reírse de sí mismo como el que más, acaparando casi los mejores gags de la función.
Cazafantasmas es puro divertimento, dos horas del absurdo más total con fantasmas que sueltan mocos verdes, pistolas de protones, trampas contenedoras y posesiones demoníacas, donde no puede faltar, por supuesto, el tema musical de Ray Parker Jr.
Estamos ante una comedia bastante blanca y familiar, un pasatiempo al que sería un error pedirle más de lo ofrecido, un espectáculo pirotécnico con buenas interpretaciones, interesantes secundarios (por ahí andan también Andy García, Charles Dance o Michael McDonald) o los impagables cameos que no voy a revelar aquí y que hay que ir descubriendo en la pantalla grande. Cazafantasmas no pretende más que divertir a todo tipo de público y doy fe de que lo consigue, ya sea por la química entre sus protagonistas, por la estupidez del personaje de Hemsworth o porque los seres del inframundo, al fin y al cabo, siguen siendo unos cachondos. Sí es cierto que habría encontrado más simpática una secuela que un remake y que ya empiezo a aburrirme de películas cuyo clímax final de compone de un vórtice amenazando con arrasar la ciudad entera (esto no es spoiler, es el setenta por ciento de las pelis de acción actuales), pero todo se puede perdonar cuando lo importante es el humor y aquí el humor funciona tanto o incluso más que en la película original (o por lo menos muy por encima de la secuela de 1989).
Clásica película a la que las críticas más duras han llegado antes de sus primeros visionados y a los que muchos no han perdonado el cambio de género de sus protagonistas, pero que merece una oportunidad llegando incluso a suponer un pequeño oasis en la mediocridad de estrenos palomiteros de los últimos meses. Lástima que la taquilla nos vaya a impedir ver una secuela.

Valoración: Siete sobre diez.

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