Dos
son las cosas que fallan de antemano en esta entretenida pero poco más película
de acción con mayor dosis de intriga que otra cosa: el título y el
protagonista.
Y
es que un título como Caminando entre las
tumbas (muy acorde con la carátula) y Liam Neeson en el papel protagonista
invita a pensar que estamos ante un film trepidante, al estilo de las de la
saga Venganza, donde –como se dice
coloquialmente- Neeson reparta hostias como panes.
Pero
no, tras un principio prometedor pero que revela a un personaje exageradamente
arquetípico (el héroe atormentado por un error de su pasado que se refugia en
el alcohol) y presentarnos que el tema va de unos tipos que se dedican a
secuestrar mujeres con oscuros fines, la trama deriva más hacia el género
detectivesco que hacia la acción pura y dura, resultando interesante pero pelín
aburrida hasta llegar a un final donde el ritmo crece pero demasiado tarde para
arreglar el desaguisado.
Se
podría decir que Scott Frank, guionista de larga trayectoria pero que debuta
aquí como director de largometrajes, sueña a ser como un niño que de mayor
quiere ser David Fincher, pero claro, ni él dirige con la maestría del
realizador de La red social ni su trabajo tiene nada que ver con excelentes
títulos como Zodiac, la versión
americana de Millenium: Los hombres que
no amaban a las mujeres o la reciente (y de fácil y odiosa comparación) Perdida.
Frank
se basa para su libreto en una novela de Lawrence Block, pero algo falla en la
traslación, pues la historia se me antoja demasiado lineal, demasiado falta de
giros de guion que desorienten al espectador (hay que insistir en este punto
que el eje central del film es una investigación) y con muchos personajes, como
el de los villanos, sin ir más lejos, bastante mal dibujados, hasta el punto
que algunas de sus motivaciones o incluso decisiones, no llegan a comprenderse
bien.
En
ciertos momentos, casi se diría que el director parece más interesado en la
relación del protagonista, Matt Scudder, con el alcohol que en el rescate de la
persona secuestrada (de hecho, el secuestro que mueve el film definitivamente
se produce ya superado el ecuador y concluye de manera bastante anticlimática).
Pero tampoco se queda uno con la sensación de que la redención sea el tema
clave que propone el film.
Como
caminando entre dos aguas, y naufragando en ambas, Caminando entre las tumbas no se decide sobre lo que pretende ser,
y eso termina por descolocar e incluso aburrir al espectador, que debe
conformarse con aceptar a Neeson poniendo los gestos de siempre y esperar a que
en algún momento explote la acción.
Sinceramente,
muy flojita y decepcionante, casi incluso me atrevería a asegurar que fácilmente
olvidable. Liam Neeson sigue empeñado en ser, a su edad, un héroe de acción.
Pero aquí se ha equivocado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario