sábado, 14 de enero de 2017

TRAIN TO BUSAN, la película de zombies del año.

Aunque ya hablé de ella con referencia al Festival de cine de Sitges, su estreno ha llegado tras el cambio de año, y puesto que me he animado a regresar al cine para verla por segunda vez creo que merece una nueva entrada para que el comentario no quede perdido en el limbo de la red.
Train to Busan es una especie de secuela de la película de animación Seoul Station, ambas dirigidas por Sang-ho Yeon, en la que se planteaba un apocalipsis zombie desde el punto de vista coreano. En la película, seguimos las andanzas de un ejecutivo y su hija en el trayecto desde Seúl hasta Busan en un tren de alta velocidad, desplazamiento durante el cual se desata la epidemia y se extiende el terror.
Este planteamiento podría recordarnos a la magnífica Snowpiercer, de Joon-ho Bong, pero Sang-ho Yeon rehúye de la opresión claustrofóbica de aquella permitiendo a los personajes salir por breves espacios de tiempo del tren, aunque este sea siempre el elemento determinante del film y única esperanza para llegar a la supuesta salvación que representa Busan. Por eso, uno de los mayores aciertos de Sang-ho Yeon es planificar la película más como si de un título de catástrofes se tratase que como un film de terror, permitiendo así presentarnos a toda una serie de personajes que deberán enfrentarse juntos a la amenaza y definiéndolos perfectamente con un par de pinceladas.
Considerándome un gran aficionado (que no amante) al género de zombies, Train to Busan ha entrado directamente a mi top five, aun sin ser una película verdaderamente aterradora. Tiene sus sustos, claro, pero Sang-ho Yeon prefiere destacar la acción y la espectacularidad, sin renunciar al drama gracias a esa buena construcción de personajes que he comentado antes. Así, en Train to Busan la muerte, más que temerse, duele, y la mezcla entre el drama y el cachondeo es como una montaña rusa adrenalítica.
Sang-ho Yeon no se esconde, y no busca reinventar el género ni aportar nada novedoso. En Train to Busan se encuentran todos los tópicos y contiene muchas escenas que nos pueden recordar a otras películas, pero lo que cuenta es lo inteligentemente planificada y lo bien hecha que está. Con este collage de ideas, la película es todo lo que una buena película de zombies debería ser, y consigue llegar hasta puntos donde series tan sobrevaloradas como The Walking Dead aspira a alcanzar sin conseguirlo nunca. Aquí, los zombies son una verdadera amenaza, asesinos implacables y despiadados, pero ello no impide que Sang-ho Yeon haga un análisis a la propia esencia del ser humano y que algunos vivos puedan ser tan aterradores o más como los muertos vivientes. Me parece significativo, por ejemplo, que con todo lo que está pasando alrededor, las primeras lágrimas de la niña protagonista se produzcan ante el comportamiento de ciertos vivos, verdadero mensaje del egoísmo que algunos pueden disfrazar de instinto de supervivencia. Por otro lado, en el extremo opuesto, tenemos al padre protagonista, que gracias a la amenaza zombie hará un viaje inverso y aprenderá el valor del sacrificio y la amistad.
Train to Busan contiene sangre, mucha y muy exagerada. Es violenta y salvaje. Pero también es desternillante en muchos momentos. Emocionante. Intensa. Dramática y emotiva. Y juguetea un poco con la denuncia social. Train to Busan es un espectáculo con mayúsculas no solo recomendable a los seguidores del cine de zombies, sino a todo aquel que quiera disfrutar de una buena película de acción y drama que, además, invita a la reflexión.
Y contiene, además, varias escenas que merecen, por derecho propio, convertirse en iconos de la cultura popular.

Valoración: Ocho sobre diez.

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