No
es nada novedoso que en Hollywood se fijen en el tema de la segregación y el
racismo para abordar una película en pro de los derechos del colectivo
afroamericano, y tras la polémica de los pasados Oscars son varias las
películas del llamado “black power” que pueden tener acto de presencia en la
ceremonia de este año.
Sin
embargo, lo fácil es hablar siempre desde la tragedia y el dolor, como en las
interesantes 12 años de esclavitud o Los hombres libres de Jones, pero en
ocasiones es posible realizar esta denuncia desde la grandeza, destacando no
solo la injusticia sino los logros conseguidos.
En
esta línea se encuentra Figuras Ocultas,
que inspirada en la historia real de Katherine Johnson, Dorothy Vaughn y Mary
Jackson (y basándose, a su vez, en el libro de Margot Lee Shetterly), cuenta
como un grupo de mujeres negras de gran inteligencia trabajaban como
“calculadoras humanas” en un ala apartado de la NASA hasta que lograron hacer
valer sus méritos y consiguieron el reconocimiento merecido.
No
es cuestión de entrar en spoilers, pero es cuestión de historia mencionar que
el propio John Glenn exigió que Katherine Johnson revisara personalmente los
cálculos de las coordenadas para su viaje espacial poco antes del despegue e
incluso fue acreedora de la Medalla Presidencial de la Libertad y unas
instalaciones de investigación de la NASA llevan su nombre. No importa, por
eso, saber cómo va a acabar la historia (los americanos logran viajar al
espacio, siento chafaros el final) sino cómo se producen los acontecimientos.
Dirigida
por Theodore Melfi con bastante sencillez, sin querer en ningún momento robar
protagonismo a la propia historia, Figuras
ocultas tiene una efectiva puesta en escena que recrea, con apenas cuatro
pinceladas, la sociedad americana de los años sesenta y las evidentes
discriminaciones que habían todavía en algunos estados del sur dependiendo del
color de la piel. Melfi no hace verdadera sangre en el asunto, y lo plantea
casi en todo simpático (las peripecias para ir al baño, por ejemplo), pero los
detalles están ahí, para quien los quiera coger.
Al
final, tenemos por un lado una historia con aroma patriótico (hay que recordad
en qué época estamos) sobre la pugna entre Estados Unidos y la Unión Soviética
por ganar la carrera espacial y lo vital que ello parecía para la sociedad, y
por otro nos encontramos con la historia de tres amigas, tres brillantes
matemáticas, destinadas a brillar en un mundo que las desprecia. Puede acusarse
a la película de no incidir demasiado en la personalidad de las tres amigas, de
ser demasiado superficial y edulcorarlo todo con ligereza, pero por el
contrario este puede ser uno de los grandes méritos del film, que sin demasiado
esfuerzo logra provocar una empatía tan brutal con las protagonistas que cada
pequeño triunfo personal logra emocionar y apretar un poquito el corazón del
espectador. Sin querer entrar demasiado en comparaciones, logró Figuras Ocultas
enamorarme más de sus personajes y sus vidas que, por ejemplo, Lion, siendo esta
última mucho más intensa e introspectiva.
Sinceramente,
poco esperaba de este film en el momento de su estreno, temiéndome que me
encontraría ante una película académica bien elaborada pero poco empática, pero
ya sea por el buen trabajo de Melfi o por las potentes interpretaciones de sus
tres heroínas, Taraji P. Henson, Octavia Spencer y la cantante Janelle Monáe,
que lo cierto es que ha terminado por cautivarme y hacerme disfrutar (en un
sentido totalmente opuesto) a como lo hiciera, por ejemplo, con La la land. No está, soy consciente, a
la altura de aquella, sobretodo en cuanto a su puesta en escena, pero no anda
demasiado lejos. Y de nuevo tenemos la confirmación de que Kevin Costner está
mucho mejor en un rol secundario que cargando el peso de la película, siendo
aquí un impecable director de la agencia.
Completan
el reparto Kristen Dunst, en un personaje que no puede decir más con tan poco
espacio, Mahershala Ali y un Jim Parsons que quizá sea lo que más chirríe del
film, no porque el chaval lo haga mal, que para nada, sino porque siendo su
personaje tan similar al Sheldon Cooper de The
big bang theory, cuesta un poco separar a ambos.
En
resumen, apasionante relato sobre la conquista espacial mucho más cercano que
las odiseas galácticas tan de moda los últimos años (Interstellar, Gravity, Marte…) que aúna el heroísmo de los
astronautas con el de las mujeres de color que hicieron posible su viaje,
siendo una proclama contra la discriminación racial y, de paso, contra la
sexual también.
Valoración:
Ocho sobre diez.
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