Viendo
la pasada edición de los Globos de Oro me sorprendió que muchos echaran en
falta la presencia entre las nominaciones a los integrantes de Langosta, una película que se llevó el
premio del jurado en la edición de Cannes del 2015 pero que se estrenó en el
2016 sin demasiado ruido. Así que la curiosidad me ha invitado a recuperarla
antes de dejar pasar más tiempo.
Siendo
obra del griego autor de Canino,
Yorgos Lanthimos, estaba claro que no iba a ser una película convencional, pero
el hecho de tratarse de su primer trabajo en inglés y con un reparto de renombre
hacía sospechar que se hubiese domesticado algo en su estilo. Sin embargo, ya
el planteamiento argumental demostraba por donde iban a ir los tiros:
Estamos
ante una distopía donde la soledad es perseguida y los solteros deben ingresar
en un peculiar hotel donde encontrar pareja antes de cuarenta y cinco días o,
de lo contrario, terminar convertidos en un animal de su elección y abandonados
en un bosque cercano. El protagonista, obviamente, elige para su teórica
transformación a la langosta del título.
Con
esta premisa, Lanthimos, que también es autor del guion, elabora una película
bizarra, de ritmo pausado y totalmente alejada de los cánones habituales. Con
un reparto de gran nivel a los que exige una prueba de contención extrema de la
que salen todos airosos (magnifico Colin Farrell), la película es una metáfora
sobre los miedos a la soledad y los problemas de incomunicación del mundo
actual, descrita con una sutileza inaudita mediante un humor negro que desde
luego no es apto para todos los públicos.
Langosta en una película difícil, incómoda de ver, incluso,
desconcertante en su planteamiento y algo irregular en su giro argumental (no
estoy seguro de que el momento en que el protagonista sale del hotel esté bien
situado en el metraje final), de esas que suele provocar pasiones exageradas u
odios profundos y que a mí me suelen situar en una zona intermedia. No me dejé
atrapar totalmente por esta absurda pantomima cruel y descarnada que se cocina
a un fuego tan lento que llega a irritar por momentos, pero tampoco soy capaz
de despreciarla ya que Lanthinos consigue algo hipnótico con su narración y uno
siente la necesidad de saber cómo va a acabar todo el asunto, aunque desde el
primer minuto se intuye que no hay un final feliz posible. Un final feliz, al
menos, al estilo Hollywood.
Langosta es una de las películas más raras de los últimos
tiempos, una marcianada que a mi parecer dista mucho de ser una obra maestra
pero que resulta interesante en su ejecución y que tiene su mejor arma en los
trabajos actorales (acompañan a Farrell Rachel Weisz, Ben Whishaw, Léa Seydoux,
John C. Reilly y Olivia Colman entre otros) y en la incomodidad que la banda
sonora y la voz en off (molesta pero eficaz a la vez) provocan.
En
fin, una película que no me atrevería a recomendar a muchos de mis allegados
pero que resulta interesante y debe aceptarse como un ejercicio diferente a todo lo que uno
acostumbra a ver, aunque por momentos tengo la sensación de que Lanthinos está
tan pendiente de buscar esas diferencias de forma intencionada que eso le hace
perder su propia libertad creativa.
Valoración:
Seis sobre diez.
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