Aunque los que me conozcáis ya sabéis que soy uno de los pocos defensores de la última trilogía de Star Wars (dejando un poco de lado la de Ryan Johnson, aceptando los defectos (que no son pocos) del cierre de la saga pero considerando El despertar de la Fuerza como la mejor pieza de las nueve películas (incluyendo, si queréis, los spin-off). Ahora es cuando me podéis volver a tirar piedras.
Esto
significa que no estoy dentro del grupo de haters
que odian todo lo que Disney ha hecho
desde que se ha quedado con Lucasfilms. Pero eso no significa que incluso mi
paciencia tenga un límite.
No
estando demasiado satisfecho con ese híbrido llamado Han Solo (Rogue One está
de nuevo entre lo mejorcito), lo cierto es que las series de Disney+ han terminado por desencantarme
del todo hasta el punto que Obi-Wan Kenobi podría ser la gota que ha colmado el vaso y me invite a bajarme
definitivamente del carro. Y es que viendo el resultado de una de las series
más esperadas por el fandom, no
quiero ni imaginarme que va a pasar con esa Andor
que nadie había pedido. The Mandalorian
(pese a la buena acogida que tuvo) no era nada del otro mundo, sustentada, sobre
todo por ese descubrimiento que fue El Chico AKA Baby Yoda AKA Grogu. La segunda fue más de lo mismo (el fan-service
innecesario del último episodio es de o más recordado) y El libro de Boba Fett empezó a marcar ya el camino de la
decadencia. Es curioso cómo se criticó en su momento a Abrams por repetir
situaciones y planetas y no saber alejarse del legado de Lucas y por un tiempo
se aplaudió a las series por regresar una y otra vez a esos lugares comunes
fuera de cualquier atisbo de riesgo.
El
caso es que, entrando de lleno en Obi-Wan
Kenobi, se podría decir que Deborah Show, directora de todos los episodios
y cabeza visible del proyecto, comete todos los errores que puede cometer. Ewan
McGregor se esfuerza por recuperar el papel de las precuelas y sale bastante
airoso en el esfuerzo (que para eso es un gran actor), pese a lo pobre del
guion, pero poco más se puede salvar de una producción aparentemente lujosa que
contiene un error torpe, una puesta en escena pésima y situaciones de vergüenza
ajena. La recuperación de actores del reparto original no es como para
celebrarlo demasiado, ya que o bien no había presupuesto para hacer un
rejuvenecimiento digital o no está muy logrado, porque lo de los flashbacks con
Hayden Christensen en el rol de Anakin Skywalker hace daño a la vista, la
verdad. Si esta era su oportunidad de redención, no se lo han puesto demasiado
fácil.
Da la sensación de que en Lucasfilms no tienen nada claro el rumbo a tomar, y eso mismo hacen con su protagonista, que va toda la serie a la deriva quizá consciente de que lo que sostiene a la serie, otra vez, son los momentos icónicos como la aparición de Darth Vader, que ya fue en su momento el reclamo publicitario de Rogue One y que aquí recibe una desmitificación similar a la acontecida con Boba Fett en su serie que no le hace ningún bien al personaje. Cierto que de cara al desenlace final la cosa se anima un poco, con un último capítulo en el que el anunciado duelo entre alumno y maestro hace acto de presencia, pero tampoco esta vez está bien ejecutado.
Mucho
tiene que espabilar Disney+ por
mejorar un catálogo que, al menos en mi caso, parecía que iba a nutrirse sobre
todo de Star Wars y Marvel y que a la hora de la verdad
tiene sus mejores bazas en productos de Star
(caso de Pam & Tommy) o en
pequeñas joyitas descartadas para la pantalla grande. Y es que tiene narices
que con las franquicias que tienen entre menos, con lo que más me hayan hecho
disfrutar últimamente es con Chip y Chop: Los guardianes rescatadores.
Y
no veo que el futuro, con Andor o la
tercera tanda de episodios de El
Mandaloriano, se vaya a animar mucho. A lo mejor ha llegado la hora de dar
un poco de descanso a esa galaxia muy, muy lejana. O a lo mejor lo que necesita
es que alguien venga a ponerlo todo patas arriba y se atreva a hacer lo que
nadie ha hecho todavía (y no, no me refiero a ese otro proyecto soporífero que
se supone que va a dirigir Patty Jenkins, sino al que va a acometer el
inclasificable Taika Waititi).
Veremos…
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