Es muy curioso lo sucedido con Boba Fett, un personaje salido de la nada y que, tras debutar en solitario (o no) en la nueva serie de Disney+ puede volver a caer en esa nada más absoluta.
Creado
por George Lucas como personaje casi de relleno en El Imperio contraataca, tuvo una de las muertes más indignas de la
saga en El retorno del Jedi. Sin embargo,
algo tenía el personaje que pronto se convirtió en objeto de deseo de los fans,
consiguiendo una fama que sorprendió al propio Lucas, que llegó a darle una
historia y un importante trasfondo en las películas precuelas. Más tarde, de la
mano de Dave Filoni, la leyenda del personaje se engrandaría en las series
animadas, en especial en Clone Wars,
acrecentando su popularidad (aunque perdiendo ese aura de misterio que tenía)
hasta provocar el proyecto de una película protagonizada en solitario que, tras
el batacazo de Han Solo, derivó en la
serie de televisión de El libro de Boba Fett.
Con
el propio Dave Filoni en tareas creativas y Jon Favreau a los mandos, parecía
evidente que estábamos ante una continuación clara de The Mandalorian, conectada a ella no solo argumentalmente (de
hecho, el propio Boba Fett ya hacía su debut en la segunda temporada de las
aventuras de Din Djarin), sino también espiritualmente.
Lo
malo es que, no sé si por las vueltas que ha ido dando el proyecto o por los
bandazos que han ido dando la propia saga galáctica de la mano de Disney, hay una total falta de
contundencia en los guiones de esta nueva serie de Disney+, hasta el punto de que gran parte de ella se ha convertido
en una propuesta ideal para echarse una siesta a media tarde, elevando el rumbo
tan solo en su tramo final.
Esto
supone un gran problema, pues después de una larga (y aburrida) historia de
creación y redención del personaje de Boba, casi más una versión cutre de Bailando con lobos en plan galáctico que
otra cosa, es necesaria la aparición del propio Din Djarin para que la serie
tenga algo de interés. Sumando esto al hecho de que Fennec Shand (el personaje
interpretado por Ming-Na Wen) no solo es más interesante sino que le roba casi
todas las escenas a Boba Fett, el intento de recuperar la gloria del mítico
personaje resulta ser un completo fracaso, condenando casi al caza recompensas
a un futuro ostracismo.
Había
mucho potencial en revisionar los bajos fondos de la mafia de Star Wars, pudiéndose completar la
historia inconclusa de Qu´ra y Darth Maul tras los hechos narrados en Han Solo, pero en lugar de eso Favreau y
sus amigos (aquí hay que tener en cuenta también la mano de Robert Rodriguez,
productor y director de la mayoría de episodios) se entran en querer justificar
la personalidad de Fett, explicando su paso de villano a héroe (necesario para
aquella gran mayoría que ni ha visto ni tiene el más mínimo interés en las
historias de animación de la galaxia muy muy lejana), abusando de los flashbacks y deconstruyendo al protagonista
en negativo. No queda nada del que se supone el más peligroso asesino de la
galaxia, que se limita a recibir golpes por todas partes y dejar que sea Fennec
Shand, Din Djarin, Krrsantan o cualquiera que pase por ahí… Y tampoco ayuda una
interpretación bastante plana de Temuera Morrison, que aunque me consta que es
un acor con una legión de fans por ahí, a mí me parece inexpresivo y anodino
hasta decir basta.
En
resumen, que el balance general de la serie es de entretenimiento liviano, que
va de menos a más pero hace un flaco favor al personaje de Boba Fett,
necesitando de la presencia de Din Djarin para conseguir que la trama remonte y
se convierta en la temporada 2.5 de The
Mandalorian, siendo casi un vehículo de paso hasta la llegada de la tercera
tanda de las aventuras de Din Djarin y Grogu. No es un desastre total, pero sí
un claro traspiés en el universo televisivo que Lucasfilm está tratando de construir.
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