Hace
poco leí un interesante artículo sobre porqué debían cambiar las comedias
románticas, condenadas a reciclarse en sí mismas una y otra vez, repitiendo estereotipos
y tropos hasta la saciedad.
En
el caso que nos ocupa, Jason Orley no se molesta en ocultar mucho sus cartas, y
pese a que el título invita a pensar que la cosa va de recuperar el amor
perdido en realidad uno ya puede imaginar desde la primera escena dónde va a
desembocar todo. Así pues, la gracia está en cómo se lo monte Orley para
mostrarnos la historia, y en ese sentido hay que reconocerle que se las apaña muy
bien para conseguir que el factor cómico predomine sobre el romántico,
consiguiendo que la simpleza del argumento derive en gags bastante divertidos y
que funcionen muy bien,
Con
un elenco de actores reconocibles pero no muy habituados a ser protagonistas
(caso de Charlie Day y Jenny Slate), la película funciona muy bien, logrando
evitar la desidia que podría suponer el conocer de antemano su desenlace,
recuperando ese aroma de las comedias románticas de los noventa. Una película
ideal para ver en pareja y pasar un buen rato con bromas tontas pero bastante
blancas y la dosis justa de emotividad al final.
Eso
sí, deja una reflexión en el aire: «Scott Eastwood, ¿qué estás haciendo con tu
carrera?».
Valoración:
Seis sobre diez.
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