Una vez más (y parece que no aprendemos) nos encontramos ante un estreno de los considerados importantes que han suscitado más odio y opiniones encontradas que otra cosa. The Batman, la nueva versión de la historia del hombre murciélago propuesta por Matt Reeves, es de esas películas que parece que solo puedes odiar o amar y de nuevo me siento un bicho raro al encontrarme en medio del radicalismo que parece envolver a la película. Reconozco que me siento mucho más cerca de una postura positiva que negativa hacia la película, pero aunque el buen crítico debe limitase a valorar lo que se ve en pantalla si dejarse influenciar por elementos externos, confieso que escuchar hablar tanto de obra maestra me hace pensar más en lo negativo que en lo positivo.
Porque sí, The Batman es una muy buena película, con personajes interesantes, actuaciones muy buenas y una fotografía impecable. Pero dista mucho de ser una obra maestra. Y eso se debe, ante todo, a su guion, un guion que nos han repetido hasta la saciedad que nos iba a mostrar al Batman más detectivesco y que luego no ha sido para tanto. Estamos ante una película más propia del cine negro que del de capas y mallas, desde luego, pero sigo sin ver en el protagonista al «mejor detective el mundo», tal y como nos prometieron. Si acaso, vemos un atisbo de lo que puede llegar a ser, pero estando en un año dos desde su creación comete errores de novato que no terminan de casarme con el personaje.
Es
evidente que Matt Reeves ha querido distanciarse de los tópicos del género
superheróico (otra cosa es si ha llegado a conseguirlo) sin caer tampoco en la
racionalización extrema del cine de Nolan, pero el problema es que para hacerlo
se ha fijado en unos referentes a los que más que homenajear ha estado a punto
de copiar. Como ya sucediera en la española Orígenes Secretos (para que veáis que Reeves tampoco ha inventado nada), The Batman bebe mucho (demasiado) del Seven de David Fincher, teniendo también
muchos reflejos de Zodiac y de la
serie de Mindhunter. Los paralelismos
son inevitables, pero Fincher es mucho Fincher para querer jugar a imitarlo, y
ahí Reeves sale perdiendo en la comparativa.
The Batman es oscura, demasiado, y huye conscientemente del
humor, algo que en el personaje puede ser más o menos aceptable (más aceptable,
al menos, que en tipos como Superman, por más que en El hombre de acero nos lo quisieran hacer creer), pero su falta de
originalidad es preocupante. Como esa moda de dar un giro a la izquierda que
parece que sea obligatorio ensuciar el nombre de todos aquellos relacionados
con el poder y el dinero (ya ensuciaron la figura de Thomas Wayne en Joker y aquí van por el mismo camino) o
convertir a los villanos en revolucionarios con seguidores fieles que lo
consideran un héroe antisistema. Cosas empleadas en títulos como V de Vendetta o en la misma serie de La casa de papel pero que sin salirnos
del propio Batman ya hemos visto con los admiradores del Joker en el film de Todd
Phillips o con Bane en la catastrófica conclusión de la trilogía del Caballero Oscuro
de Nolan. De nuevo se juega a lo mismo con un Acertijo que en nada se parece al
que interpretara Jim Carrey en la temible Batman
Forever y que juega, por momentos (por seguir con las referencias) a ser
Jigsaw.
No
puedo perdonarle tampoco (y poco se ha hablado de esto) de una burda decisión
de guion alrededor que afecta directamente al personaje de Alfred (y de la que
no voy a dar más detalles por no caer en el spoiler) y que me parece una de las
decisiones más tramposas (y por ende, indignantes) del film.
Como
digo, el ensalzamiento dela película me hace recapacitar en todas sus
carencias, en esa colección de defectos que me hacen escandalizarme contra los
que hablan de obra maestra. Porque para reconocer que Robert Pattinson cumple
como Batman (otra cosa es como Bruce Wayne, al que todavía se le está
esperando), que esta nueva Catwoman ya sea erigido en la memoria como la mejor
de las cuatro que hemos visto en pantalla grande, que el Batmovil (homenaje
confeso al Christine de Stephen King) mola mil y aplaudir el tono oscuro,
corrupto y deprimente de Gotham ya hay muchos medios.
En
resumen, que aunque pueda no parecerlo, la película me gustó. Quizá le pese
demasiado la duración y todo el clímax final es algo fallido, pero no deja de
ser un buen entretenimiento y una nueva vuelta de tuerca al personaje, alejado
de lo que el cine nos había mostrado hasta ahora. Una buena adaptación pero
que, lo siento por quien piense lo contraria, sigue sin ser, ni mucho menos, el
Batman definitivo del cine.
Valoración:
Siete sobre diez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario