Pese a contar con una cara conocida en su reparto, como es la actriz de Gossip Girl Leighton Meester, y una directora poco conocida pero que ya ha lidiado con actores de la talla de Hugo Weaving, Nicole Kidman, Noomi Rapace o Luke Evans como es Kim Farrant, lo cierto es que cuando uno está viendo Fin de semana en Croacia uno no puede dejar de pensar que está ante un telefilm del montón de los que Antena3 lanza a la cara del televidente sin tapujos cualquier domingo por la tarde.
La
trama ya da pistas de por dónde van los tiros, con una mujer viajando a Croacia
(a Split, en concreto, me quedé con las ganas de hacer un poco más de turismo)
para evadirse de su reciente maternidad con un fin de semana en compañía de su mejor
amiga cuando la desaparición de esta la convierten en víctima, primero, y
posteriormente sospechosa de un caso de asesinato.
Pese
a lo previsible que pueda parecer todo y lo simple de su planificación, se
agradece que hayan el menos un par de giros que traten de animar la trama,
buscando jugar con el espectador sin que la trampa sea demasiado escandalosa (aunque
sí algo inverosímil), haciendo que los prejuicios raciales jueguen en favor del
argumento y logrando un final digno justo después de lo que parecía un desastre
total.
No
hay mucho donde rascar en una película de la que uno esperaría algo más de
brillo en su fotografía, no terminando de aprovechar del todo la belleza del
lugar, y que cae en el clásico error de los americanos (o británicos, que para
el caso tanto monta) de creer que en todas partes se habla y entiende el inglés
a la perfección, haciendo que la angustia que se puede llegar a sentir cuando
uno se encuentra en problemas graves en un país extranjero queden minimizados
por lo fácil que es entenderse e interactuar con todo el mundo.
Pese
a todo, la película puede cumplir como entretenimiento, invitando a tratar de
averiguar el culpable gracias a las miguitas que va dejando desde el principio
(que a mí, personalmente, se me hizo bastante evidente) y conseguir que sirve
para amenizar una tarde sin demasiadas exigencias.
Valoración:
Cinco sobre diez.
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