viernes, 25 de marzo de 2022

Visto en Movistar: NASDROVIA

Una cosa es opinar sobre una película o una serie y otra muy diferente recomendar. Lo segundo es mucho más complicado, ya que no solo cuenta el gusto del que escribe sino que debe tratar de identificar el gusto de aquel al que va dirigida la recomendación.

En ocasiones, sin embargo, es muy sencillo. Tal es el caso de Nasdrovia, una serie a la que me acerqué por sus actores y que, sin atraparme demasiado, terminé viendo casi de una sentada en su primera temporada. Recientemente, en Movistar se han dedicado a anunciar a bombo y platillo el estreno de la segunda, a la que ellos mismos califican como de «temporada final» y, antes de entrar a valorar sus virtudes y defectos, ya os anticipo una cosa: o vale la pena verla. Y no vale la pena verla porque, aunque ellos hablen de final, la realidad es que se trata de una cancelación en toda regla, y sin entrar en el spoiler ya os anticipo que el último episodio concluye con un cliffhanger enorme, tanto que aquí no cuela eso de «lo importante es el camino». Un final tan abrupto que me hace lamentar el tiempo que he dedicado a estas dos temporadas que ahora sé que no tienen sentido alguno.

Pero por si acaso alguien quiere atreverse aún a ver la serie, os informo de que se trata de una dramedia sobre dos abogados, expareja, que cansados de defender a corruptos se asocian con un cocinero para poner en marcha un restaurante ruso, sin saber que morirían de éxito y terminarían dando cobijo a un clan de la propia mafia rusa.

Tras una `primera temporada algo irregular, con Hugo Silva no demasiado metido en el papel y una Leonor Watling que se hace un poco cansina con el juego de romper la cuarta pared constantemente, en la segunda se sube la apuesta, ampliando escenarios y viajando hasta Rusia para profundizar más en la red mafiosa, pero noto como que les sigue faltando un punto para coger el tono adecuado. Hay momentos en que se ponen demasiado serios y reiterativos en sus discursos, haciéndole falta un poco más de locura y mala leche. Quizá el tono salvaje aunque inverosímil de, por ejemplo, Sky rojo, le habría sentado mejor.

En fin, que como propuesta no está mal del todo, teniendo sus puntos y aceptando las trampas que propone, pero todo eso cae en saco roto cuando el desenlace final está planteado para mostrarlo en una tercera temporada que nunca va a llegar.

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