Hay modas que cuesta detener, y aunque las últimas series estrenadas en abierto no han funcionado como se esperaba, me da la sensación de que tenemos producción audiovisual turca para largo. No es que me queje, siempre es bueno conocer la filmografía de otros países y plataformas como Netflix han permitido dar visibilidad a productos de los que el público mayoritario huiría.
De
todas formas, no es que hablemos de cine con mucha personalidad, ya que si algo
caracteriza a todas estas producciones turcas como los seriales del tipo Love is in the air o películas como Tácticas en el amor o la que nos ocupa
es la de tratar de parecer lo menos turcas posibles, mostrando con orgullo las
preciosas vistas del Bósforo a la altura del Cuerno de Oro, pero ni rastro del
bazar o las mezquitas.
Es
por ello que Un lugar seguro quiere jugar a parecer una dramedia tan americana como la que más, entrando además en el
subgénero de «trama romántica con enfermo terminal de por medio». Sin embargo,
la realidad es que no solo logra parecerse sin complejo a las películas en las
que pretende verse reflejada sino que incluso las supera, pues sin ser nada del
otro mundo por lo menos consigue algún que otro elemento diferenciador que se
agradece. Por ejemplo, el ser, en el fondo, una feel good movie pese a tener la muerte como telón de fondo, no
queriendo caer en la compasión y tratando la enfermedad (de manera algo ficticia,
eso sí, que puestos a morir joven a cualquiera le gustaría hacerlo como se nos
presenta aquí) más como una cuenta atrás que como un momento de agonía. Por
otro lado, el elemento «niño» rompe también la mayoría de esquemas del amor
apasionado pero con fecha de caducidad que puso de moda, hace ya décadas, Love story y que tiene un referente
bastante actual en Antes de ti o Bajo la misma estrella.
Melisa
es una joven madre soltera que nunca ha sentido la necesidad de tener pareja
hasta que le comunican que le quedan cinco meses de vida y emprende una
búsqueda en busca de un padre para el chaval, resultando elegido un empresario
algo huraño llamado Firat.
Más
allá de esto, la película cumple con todos los tropos del género, tales como la
amiga/confidente, el enamoramiento imprevisto, la dolorosa ruptura al borde del
tercer acto… pero todos ellos están muy bien incorporados, cumpliendo su
función a la perfección y permitiéndose, incluso, un giro final que, pese a
rozar lo inverosímil, funciona muy bien.
Así
pues, de nuevo una producción turca dela que no cabía esperar mucho se traduce
como un film amable y digno, capaz de enternecer al respetable y con un trabajo
interpretativo y de realización bastante destacable.
No
es la Turquía con olor a especias y kebab, pero tampoco la necesitamos para
este tipo de historias.
Valoración:
Siete sobre diez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario