Ya comenté a raíz del estreno de Space Force en Netflix que la comedia de Steve Carell no me terminaba de funcionar del todo. Tanto es así que la tenía completamente olvidada, hasta el punto que he decidido volver a verme la temporada entera para afrontar esta segunda tanda de episodios.
Como
suele suceder en este tipo de productos, más cuando tienen tan pocos episodios
por temporada, cuesta enamorarse rápidamente de los protagonistas, y es tras
bastantes episodios (o con un segundo visionado) que uno empieza a sentir esa
empatía tan necesaria para conectar con la serie. Eso beneficia mucho a esta segunda temporada,
donde las cartas están ya sobre la mesa y es posible disfrutar mucho más de la
rivalidad amistosa de los personajes de Carell y John Malkovich, así como del
elenco de segundarios, mucho más cuidados en esta continuación.
Creo
que el problema principal de Space Force
es que continúa sin ser lo suficientemente desmadrada (aunque tiene sus puntos)
como para terminar de funcionar como comedia a la vez que carece de un tema
propio que mantenga el interés toda la temporada. Sí, hay pequeñas ramas de
guion que se continúan, pero no podemos hablar de una motivación clara que
defina a toda esta temporada, por lo que al final quedan una colección de episodios,
algunos más inspirados que otros, algo deslavazados e inconexos.
Me
ha gustado, lo reconozco, volver a encontrarme con el general Mark Naird y su
«familia», no lo voy a negar, y si Netflix
decide apostar por una tercera temporada seguiré fiel a ella, pero no dejo de
pensar que hay aún demasiadas carencias para que uno la pueda disfrutar tanto
como me habría gustado.
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