Mientras el MCU canónico continua creciendo a caballo entre el cine y Disney+, la plataforma acoge otras producciones de manera más discreta y que inicialmente fueron pensadas para Hulu. Estoy hablando de series de animación que tienen muy poco de infantiles y que son todo un regalo para el fan, por más que se alejen de lo que uno espera habitualmente de Marvel.
Tras
la satisfactoria M.O.D.O.K., es
turno ahora de Hit-Monkey, con la que
los productores aumentan el grado de locura y salvajismo con un espectáculo tan
políticamente incorrecto como sangriento.
Inspirada
en la creación de Mark Way y Dalibor Talajić, Hit-Monkey narra la historia de un asesino en serie que muere en Japón
y de un caco que, tras ser el último superviviente de una matanza a su familia,
decide cobrarse una merecida venganza. Por cuestiones espirituales varias, el
fantasma del asesino quedará emparejado al mono, actuando como mentor e
hilarante compañero de broncas en una tronchante relación de amor-odio que refine el concepto del «camino del héroe» y
que los lleva a ambos a luchas contra los bajos fondos de Japón, incluyendo
asesinos legendarios y seres del más allá en su interminable lista de oponentes.
Uno
de los principales aciertos de la serie es que, a diferencia de M.O.D.O.K., no tiene carácter episódico,
sino que hay una trama general que ayuda a que la serie avance. Las elecciones
de Japón, con sus tejemanejes turbios y sus corrupciones, son el marco perfecto
para esta ensalada de asesinatos tan divertida como desmedida que recuerda en
mucho momentos a la mítica Archer y que, gracias a sus breves diez
episodios, se devora en un santiamén.
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