Los que me conocéis ya sabéis que soy un fanático de las películas de viajes en el tiempo. El tema, por más que pueda carecer de rigor científico, es de lo más apasionante, y El Proyecto Adam presenta una nueva vuelta de tuerca al género.
Concebida
para repetir el éxito que Ryan Reynols (actor) y Shawn Levy (director) tuvieron
con Free Guy, la película gira en
torno a Adam, un viajero del futuro que debe pedirse ayuda a sí mismo en su versión de doce años para,
precisamente, evitar que los viajes en el tiempo existan.
No
esperéis aquí ningún debate filosófico ni existencialista alrededor del
concepto del viaje en el tiempo, ni queráis profundizar demasiado en sus
ramificaciones científicas (siempre bajo el prisma teórico de la física
cuántica). Esto no es La llegada ni,
afortunadamente, Tenet. Aquí no hay
que plantearse si estamos ante una propuesta determinista, si apostamos por la
simultaneidad o existen los universos paralelos. No hay cabida para teorías
rebuscadas, pues Levy apuesta directamente por la acción y la diversión y,
cuando quiere ponerse serio, lo hace desde la emoción, dejando la ciencia
totalmente de lado.
Por
eso, más allá de paradojas temporales, esto va, en el fondo, sobre el dolor de
un niño/adulto por la prematura muerte del padre y la posibilidad del
perdón/comprensión al encontrarse milagrosamente ante él. Esa es la maravilla
del viaje en el tiempo que propone El
Proyecto Adam y ahí está el plato fuerte del film.
Como
espectáculo, la película funciona con corrección, aunque no es que las escenas
más espectaculares sean su plato fuerte, no por causas presupuestarias sino,
posiblemente, por las prisas en los acabados, uno de os argumentos en contra
del streaming y a favor del cine de
pantalla grande.
Es
preciso reseñar la buena química entre Reynols y su yo joven, interpretado por
un desconocido Walker Scobell. Con un Reynols más comedido de lo habitual, sus
interacciones con Scobell son brillantes, convirtiendo ese desdoblamiento en
una especie de relación fraternal, más allá de la simple dinámica
mentor/alumno. Ello provoca que sean el centro de la función constante,
llegando a eclipsar al resto de estrellas que participan en la función (Mark
Ruffalo, Jennifer Garner, Zoe Saldana o Catherine Keener), alejándose por
momentos de la ciencia ficción más pura para adentrarse en el terreno de la
aventura juvenil con ecos al cine de los ochenta.
Es,
en resumen, una muy entretenida apuesta de acción y emotividad ideal para toda
la familia, con la dosis justa de humor y solo carente de algo más de
espectacularidad en su puesta en escena.
Valoración:
Siete sobre diez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario